El cambio climático y la pobreza luminosa nos han traído a un diciembre que pareciera noviembre en nuestra ciudad. Quién diría que estamos a una semana de Nochebuena. Años atrás era de la opinión de no gastar en decoración navideña y que esa inversión fuese a otras partidas para cubrir aspectos de justicia social pero, habiendo comprobado que la Navidad no siempre rima con caridad, pero siempre con comercial, lo suyo es que los negocios hagan su diciembre y, para ello, está demostrado que la ornamentación callejera influye directamente en el impulso consumidor. Pero vaya, vamos a ahorrar.
Por mucho que uno quiera a su ciudad, es imposible obviar que Toledo ha sabido aprovechar la oportunidad del turismo navideño y Talavera, una vez más, la ha dejado pasar. Es una lástima que, teniendo espacios de sobra para ello, nadie, en los últimos años, se haya molestado en que Talavera se enganche a la moda de los parques navideños, los animales luminosos, las figuras de hielo, los árboles gigantes… ese turismo que se crea, sobre el que no cabe decir que viene dado por la historia. Ahí están Torrejón o Getafe que se han sacado de la nada lo que ya se llaman parques temáticos de la Navidad y que facturan a la velocidad de su protagonista, la luz. Es que no hace falta ni pensar, basta con hacer un copia-pega.
Lo cierto es que la poca originalidad del alumbrado hace que sea difícil distinguir si se tratan de las Ferias o de las Navidades. Voy a confesar que la poca originalidad es la mía con esta afirmación, porque se la he copiado a David Moreno, nuestro primer teniente de Alcalde; la pronunció en enero de este año, cuando no formaba parte del equipo de Gobierno y se preguntaba dónde había ido la inversión, pues Talavera lucía poco navideña y añoraba elementos típicos de este época, como nacimientos. Lo gracioso, porque algo positivo de todo hay que sacar, y tiraremos del humor, es que, en la inauguración del alumbrado navideño de este año, el alcalde junto al mismo Moreno y otros representantes del equipo de Gobierno, eligieron como acto de apertura una "zambombá flamenca". Lo dicho, con dos niños en casa, me veo otra vez en Torrejón.