Pedro Carreño

La Ínsula

Pedro Carreño


Esta semana

28/05/2024

Afrontar la columna de hoy sin tener presente lo que acontece esta semana, sería un error imperdonable. Una mayúscula falta de respeto a los días más toledanos y castellanomanchegos del calendario. 
Pues para no cometer ese pecado, quien aparece arriba dibujado me confesó que no está dispuesto a caer en tal desatino. «En la semana del Corpus, y de la Región, hay que escribir de la tierra y punto», dice el colega a sus más íntimos -en los que me incluyó-, para argumentar su decisión y expiar así sus columnas pasadas.
Quien firma la de hoy me reconoce, estimado lector, que estuvo varios días dándole vueltas a la misma, sin saber muy bien por dónde agarrarla para ser fiel a su compromiso con la tierra y sus fiestas. Me cuenta el susodicho que estuvo tentado de recordar las conmemoraciones de este cercano jueves y viernes, resaltando el esfuerzo que hace la clase política por ensalzar la importancia de estas festividades. Coincido con el tal Carreño, en el esfuerzo generoso que hace la clase dirigente estos días por repartirse espacio tipográfico en prensa, y minutos en radio y televisión. Y eso que no se vislumbra en el horizonte un arrebato electoral (de momento). Los codazos en las planillas y en las escaletas siempre están presentes en estos lares por estas fechas.
Confesó el atrevido plumilla a un servidor, que a punto estuvo de centrar esta columna en sus recuerdos de antaño. Rememorar cuando, en su mocedad, celebraba con más ilusión estos días. Con la misma sinceridad, me susurró que si tiraba por esa linde, corría el riesgo de que le saliera demasiado ñoña y blandiblú. Y que no quería correr el riesgo de parecer ante el sabio lector, más gagá de lo que está con sus recuerdos analógicos. 
También me dijo el tocayo de San Pedro, que tuvo la tentación de escribir sobre Cervantes, a todas luces el personaje castellano manchego más universal. Me chivó que lo iba a hacer a raíz de las nuevas disputas sobre su origen y nacimiento. Argumentan algunos estas últimas semanas que fue cordobés, para enfado de los de Alcalá de Henares y enojo de los de Alcázar. Estos últimos presumen de tener su certificado bautismal, lo que les otorga un pedigrí cervantino indiscutible. Eso, sin mencionar a quienes en Villanueva de los Infantes o Quero, dicen ser los auténticos paisanos del Caballero de la Triste Figura.
Pero lo que más me llamó la atención en la confesión del autor de la columna, fue cuando me comentó que, ni bajo amenaza nuclear, citaría a un grupo humano que presume en una red social de no haber leído nunca El Quijote. Al parecer -y efectivamente es así-, existe un colectivo que estos días se enorgullece en la nube (quizá vivan allí), de no conocer las aventuras y andanzas de Don Alonso Quijano y su fiel escudero. 
«De todo tiene que haber en la viña del Señor», me dijo quien firma esta columna al despedirse de mí. No sin antes desear -a un servidor y a todos sus lectores, amigos y paisanos-, gozo, alegría, y disfrute en las festividades que están a punto de llegar.
Vale.