Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


No es normal

16/01/2025

Una reflexiona ante lo que está viendo en los últimos tiempos y se da cuenta de que estamos normalizando hechos y actos, en todos los ámbitos, que constituyen anomalías que no deberían tener cabida en una sociedad donde, se supone, las personas tienen capacidad de discernir más allá de lo que su ideología o doctrina les impone. 
Sí, querido lectores, la libertad en esta época de sobreinformación queda diluida por mensajes interesados, verdades a medias e informaciones sesgadas que muestran la capacidad del ser humano tanto para manipular como para, en el otro lado, convertirse en receptor de contenidos que ni siquiera cuestiona, sino que da por válidos simplemente porque vienen de los suyos, de aquellos con los que se identifica. 
Vamos a citar unos cuantos ejemplos, que todas las anormalidades no me caben en esta columna. Un libro me haría falta. Empezamos por España: tenemos a un fiscal general del Estado inmerso en una causa judicial, a un presidente del Gobierno contra las cuerdas, con su familia más directa investigada por irregularidades y delitos que deberían, cuando menos, sonrojar a quienes los amparan, que fulmina a los disidentes y cuyo partido está dispuesto a cambiar las leyes para limitar la acusación popular, con la finalidad de que la mujer y el hermano de Sánchez queden libres de culpa. Pero, ojo, son progresistas y el que duda de la honradez de esta caterva es fascista. Ahí voy yo, que no concibo que este compendio de escándalos se pueda normalizar. Es como decir que Maduro es un demócrata. Pues no. 
Sigo con otros casos sangrantes. Me preocupa que desde que Irene Montero nos volviera a todos locos con su definición de mujer como 'ser gestante', siguiendo corrientes que defienden que cada uno puede sentirse como le dé la gana y gaitas por el estilo, lo único que hayamos conseguido es que algunos hombres que ahora dicen ser mujeres hayan competido en el bando femenino para ser campeones en modalidades donde nunca hubieran despuntado como chicos. O que delincuentes varones elijan ser mujeres para ingresar en una prisión acorde a 'sus sentimientos'. O que se hormone a menores porque «tienen derecho a ser lo que quieran, que eso del sexo no es sino una imposición de una sociedad retrógrada y conservadora». Bla, bla, bla. Seamos claros: la biología no engaña. O eres hombre o mujer. Y esto va también por los actores que compiten por el premio a mejor actriz. Y se victimizan, además. No, Karla Sofía Gascón, es usted un señor. 
Tenemos anormalidades más cercanas, como la del presidente Page, quien ha estado dando cera a Pedro Sánchez a cuenta de sus dislates y, sin embargo, este sábado le recibirá con los brazos abiertos en el Congreso Regional del PSOE. Esto, creo, más que una anomalía es una farsa. Para mí, inadmisible. Tanto como que Page se lleve las Cortes al Quijote Crea. Pero esa es otra historia que habrá que contar.