No soy objetivo cuando tengo que opinar sobre Toledo. La pasión me condiciona el juicio y siempre veo más lo positivo que lo negativo. Un paseo por las calles de su casco histórico, sentarte a ver su perfil desde muchos lugares de su entorno, quedar con mis amigos del barrio de Santo Tomé a desayunar los fines de semana que estamos por aquí. El cine club, las representaciones de teatro en el Rojas, las conferencias del Museo Sefardí, o de la biblioteca del Alcázar, colaborar con la Red de Apoyo Vecinal o cualquiera de las organizaciones que quieren dar vitalidad al casco histórico, etc. etc.
Pero esto también supone sacrificios, suelos que te dejan los pies con ganas de recibir un masaje, cruzarte con ese porcentaje de ciudadanos que para cada solución plantean mil problemas, dificultades para que tengan acceso determinados servicios, pero a pesar de todo, creo que el saldo es muy positivo. El que Toledo sea Ciudad Patrimonio, es algo obvio, ¿cómo no podría serlo? Pero esto implica algunos condicionantes para los vecinos del casco. Limitaciones de movilidad debido al trazado de las calles, que deberían dar prioridad absoluta a los residentes (de verdad) en el casco, problemas para las personas que bien por edad, o por limitaciones físicas, tienen dificultades para aprovisionarse debido también al escaso comercio de proximidad. Estar condicionados para poder instalar sistemas de generación de energías limpias, aunque el Ayuntamiento está llevando a cabo un interesante proyecto mediante la Comunidad Energética del Casco. Y de esto quería hacer un comentario. Para poder disponer de placas solares que sirvan a empresas y particulares residentes en el Casco Histórico, se tiene la limitación de distancias entre las placas y el punto de consumo, que establece la regulación actual ¿no se podría establecer una regulación especial que afectara a Ciudades Patrimonio y a inmuebles declarados BIC? Esto permitiría la instalación de huertos solares que suministrarán energías limpias a estos usuarios. Aparte de lo adecuado de estos sistemas, no se nos olvide que España es dependiente de la importación de combustibles fósiles, lo que condiciona nuestra balanza de pagos y que, cuanta más energía solar o eólica produzcamos, menos dependencia tendremos de terceros y mejor marchará nuestra economía.