La oposición de Francia a la firma del acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur, probablemente en diciembre, con todos sus agricultores movilizados por el país agarrados a la pancarta, reabre la discusión sobre la conveniencia de este tipo de tratados, o los riesgos de un mayor proteccionismo en el viejo continente, o al menos sobre el blindaje de las fronteras frente a lo que llega de fuera.
La posible regulación de las cláusulas espejo que defienden países como el nuestro, ha generado unas expectativas en el sector después de las tractoradas, que deberá materializarse en algún marco real de trabajo de difícil encaje por las líneas rojas que establecen las mismas reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que aceptamos un día, y que hacen posible la globalización. Y quizás ahora sea el momento.
Definir el espacio comercial con Brasil, Argentina, Uruguay o Paraguay (Mercosur) que representará un mercado liberalizado de 780 millones de consumidores, ha requerido 20 años de negociación. De hecho, en 2019 estaba listo para firma, y entonces se rompió él consenso por las dudas de países como Holanda y Bélgica, después Francia, por la política de deforestación tan gravosa para el medioambiente que ha obligado a incorporar compromisos adicionales.
Sin embargo, más allá de eso, ¿qué sabe el sector agrario europeo hoy de Mercosur? Evidentemente las organizaciones agrarias y las cooperativas han seguido de cerca su redacción a través del COPA-COGECA, y ya han dicho dónde están los peligros. Pero, los agricultores que estos días protestan, ¿se han preocupado por estudiarlo? Y en todo caso, ¿qué pedagogía política se ha realizado?
La falta de información ha quedado demostrada en estas últimas horas en la frontera francesa. Es cierto que, como en cualquier protesta, siempre hay reductos y aprovechados que distorsionan la realidad de las cosas, que mezclan churras con merinas, para acabar justificando por qué derraman 50.000 litros de vino blanco de alguna bodega de Ciudad Real, como si esto tuviera que ver con los mercados del bloque sudamericano. Y aunque podamos aislar dichos actos vandálicos del resto de movilizados, ¿alguien se ha parado a hacer números?
En el momento social en el que estamos, donde los bulos o los relatos alternativos interesados se han convertido en el faro para tantas personas desinformadas en un contexto polarizado, conviene negociar ahora con la máxima transparencia.
El doctor europeo en Economía Agraria y catedrático de la Universidad de Castilla -La Mancha (UCLM), Sebastián Castillo, explicó este sábado "A pie de Campo", que para un sector que vende en el exterior mucho más de lo que compra, cerrarse puertas a mercados como este no es la solución. Máxime cuando China está intentando copar los espacios que otros rechazan. Y cuando la vuelta de Donald Trump generará nuevas alianzas por sintonías políticas como la que le une con el argentino Javier Milei.
El propio ministro, Luis Planas, defendió hace una semana en el consejo de Agricultura de Bruselas la oportunidad que representa este acuerdo por el desequilibrio actual en la balanza comercial agroalimentaria. Aseguró que el sector mueve unos 400 millones de euros en esos países, cuando las importaciones a España representan 4.000 millones.
En este contexto, los productores de vacuno dicen ser los más perjudicados al estar sobre la mesa otro cupo de carne de 99.000 toneladas con bajo arancel, cuando poco se dice que Europa ya importa un contingente de 200.000 toneladas. Apunta en este sentido Castillo que el consumo de carne de vacuno se estima en 8 millones de toneladas.
Reconoce, eso sí, que el sector avícola quedaría en una situación más inquietante, como también podría ocurrir con la miel por la presión de Brasil y Argentina que triangulan las importaciones del sudeste asiático.
Pero apunta otro elemento a valorar si finalmente se estampa la firma en la cumbre de Montevideo. Todos los productos con denominaciones de origen o indicaciones geográficas europeas de vinos, por ejemplo, o la del queso manchego, quedarían reconocidas a todos los efectos legales, al igual que se previó en otros tratados comerciales con Canadá o con China.