Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


Fiesta de las Águedas

05/02/2025

Hoy, 5 de febrero, festividad de Santa Águeda, se conmemoraba en nuestra región, al igual que en otros muchos pueblos de España, una antigua fiesta denominada popularmente «la fiesta donde mandan las mujeres» -concretamente las mujeres casadas- o «fiesta de las Águedas». 
En la actualidad sólo quedan vestigios importantes de ella en algunas localidades de la provincia de Guadalajara: Almonacid de Zorita, Jadraque, Espinosa de Henares y Cogolludo, estas dos últimas, entre las más destacadas de España y declaradas de Interés Turístico Regional y más diluidas en Montesclaros y Corral de Almaguer en Toledo.
Julio Caro Baroja señala como posible antecedente de esta fiesta la Matronalia romana que conmemoraban la intervención de las mujeres sabinas, tras su rapto, para detener la lucha que mantenían sabinos y romanos. En el Bajo Imperio los cristianos adoptaron y cristianizaron el rito.
Aunque cada pueblo tenía su tradición y sus peculiaridades, como factor común aparecían las siguientes costumbres:
Las mujeres se veían libres de sus faenas cotidianas, incluidas las domésticas. Los hombres debían encargarse de realizarlas al completo, hasta la comida de los niños pequeños en tanto que no fueran de pecho. Se vestían con sus mejores galas y recorrían en desfile las calles del pueblo. Tenían el privilegio de ocupar los mismos cargos públicos que los varones dentro del concejo para lo cual en asamblea elegían representantes, a la cabeza una 'alcaldesa mayor' a la que se entregaba la vara de mando. La autoridad de que se revestían servía para resolver disputas enquistadas entre mozos o familias que acudían a la llamada del 'tribunal de las mayordomas' para acatar sus decisiones.
La santa era honrada con misa, sermón y procesión que costeaban las mujeres casadas del pueblo y a la que sólo podían asistir ellas. Los brazos de las andas de la imagen solían llevarlos aquellas mujeres que estaban amamantando niños y particularmente las que sufrían alguna enfermedad en los pechos. Santa Águeda es la abogada de sus males, en el martirio le fueron arrancados los senos con tenazas. 
Al terminar los oficios religiosos las mujeres armadas de escobas recorrían las calles de la población para perseguir a cualquier varón que se cruzase en su camino a escobazo limpio. Después de la comida, que solía ser comunal en algún salón o en la plaza, sólo para mujeres, venía el baile, exclusivamente de casadas, al que acudían hasta las más viejas del lugar. Eran ellas las que sacaban a los hombres a danzar, además de cobrarle un impuesto en metálico. 
Al caer la noche se encendía una hoguera con plantas olorosas y se entablaba una lucha entre sexos, unos por apagar la lumbre y otras por impedirlo entre risas, amenazas, insultos fingidos y escobazos.