Escuché la semana pasada en la radio algo referente a los emigrantes rumanos en nuestro país y el aprendizaje del español por parte de ellos, de sus hijos y esas cosas.
Sin meterme en interioridades prolíficas sobre si tal o cual considera que estos foráneos que han escogido España para vivir tienen una opción magnífica para aprender e interiorizar un idioma de tanta enjundia, peso e importancia como el español. El castellano .
Comprenderán que a estas alturas no voy a dedicarme a plantear un baremo sobre la importancia de ciertas lenguas respecto a otras, tal cosa se me antoja tan inútil como boba.
Lo cierto es que en este momento el español es en el mundo uno de los idiomas más importantes, como el inglés, el francés y el chino, los que ya saben y conocemos todos.
Por alguna razón los rumanos y otra gente que procede de esa parte de Europa, parece que cuentan con una facilidad especial a la hora de aprender el español. Resulta asombroso lo rápido que aprenden el idioma de Cervantes quienes se afincan en España (jugadores de fútbol, entrenadores y demás). Ignoro cada una de las palabras que componen el idioma de Rumanía, a pesar de que este idioma se incluye dentro de los idiomas llamados lenguas romances.
Aunque no soy quien para aconsejar nada a nadie, creo que sería muy bueno para estos inmigrantes, integrarse entre los hablantes del español. No creo que tal cosa les vaya mal. Ni mucho menos.
Todos sabemos que el español o castellano junto con el inglés y el chino es uno de los idiomas que cuenta con más hablantes en el mundo y tal cosa es de suyo tan maravillosa que nos enriquece. Se trata de un patrimonio con el que nos hemos encontrado al nacer, nuestro idioma el castellano o español nos ha convertido en muy ricos. Así de claro. Aunque a algunos les pese.