Jesús Morales

Nada particular

Jesús Morales


Nadie dice nada

24/09/2024

Nadie dice nada. Ninguno abrimos la boca ni movemos el bolígrafo para expresar lo que nos inquieta que dice la vidente.
Así de claro y de sencillo. Lo digo de otro modo :NADIE dice nada, todos callados como puertas, ahora lo veo y lo sufro, pero doy mi palabra que hace un tiempo no lo hubiera creído, no hubiera dado crédito a que no se hable de ciertas cosas, me deja perplejo. Tal vez alguien piense, quizá no inocentemente, tal vez de forma mal intencionada que no pasa gran cosa y que no es para tanto. En mi opinión es de lo más grave y de peso que ocurre en estos momentos en la zurrada España. (Lo de zurrada lo tomo del mismo adjetivo que usaba Cela cuando se refería a España). Perdonen lo que acaso consideren una pedantería que juro que no es más que un recuerdo de Don Camilo que me acaba de venir a la cabeza. Digo que paso unos días en Lucillos, lugar de la tierra de Talavera al que considero ideal para «tomar conciencia» de cómo están las cosas en el ámbito rural de esta parte del país. Y están muy mal. Fatal, lo siento, creo que es la verdad.
Comprendan que yo poco puedo hacer aparte de comprobar esto y contárselo por más que no deje de costarme un disgusto.
Pues sí, se trata la cosa de llevarme uno o varios disgustos una semana sí y otra también: la situación de los pueblos, al menos de los incluidos en las llamadas tierras o antiguas tierras de Talavera es mala, muy mala o sencillamente penosa: pequeños comercios que desaparecen, vida de cualquier clase que deja de existir, económica, de la salud, comercial, etc. La sencilla tienda de Lucillos que se esfuma, locales de apertura intermitente con horario de apertura más difícil de adivinar que el gordo de la lotería, para tomar un café en el bar hay que ser adivino con una bola de cristal.
Cuento algo que, aunque parezca un broma de mal gusto es cierto absolutamente, de forma sorprendente e inexplicable han llegado quejas -por favor lean bien aunque crean que es imposible o que yo estoy pasado de copas a la hora de escribir- porque alguien le molesta. el canto de un gallo!!! Juro que no tengo una alucinación ni he tomado una copa o alguna otra sustancia que altere la percepción de mi conciencia.
Estarán conmigo, estoy seguro en considerar toda esta situación más loca que grave, irreal, pasada de rosca, surrealista. Se trata de algo que traspasa cualquier argumento de una obra irreal. Hemos llegado al límite de la idiotez absoluta, pura y dura. En este momento que considero grave me pregunto que pensará de todo ello mi amigo Miguel Méndez que al acabar sus estudios de medicina tenía el empeño firme de tomar una plaza de médico rural, yendo a ejercer y vivir a un pueblo cerca de Talavera, pero completamente  autónomo. Sencillamente porque le gustaba.