Miguel Ángel Collado

Alma Mater

Miguel Ángel Collado


Europa y la innovación: lo que nos enseña la Historia

30/12/2024

Vivimos una época en la que va disminuyendo el peso de Europa en un contexto mundial en el que, por una parte, Estados Unidos, de la que hace tiempo se anuncia su declive y su desaparición como imperio pero que sigue siendo lo que se ha llamado un Estado "necesario" y, por otra parte, China se disputan la hegemonía global.
Europa, como actor mundial, experimenta un declive económico en cuanto que en este siglo ha crecido menos que esos dos países debilitándose por diversas razones, desde las limitaciones de sus gobernantes a los egoísmos nacionales o las políticas de la Unión Europea centradas en una sobrerregulación de los sectores clave en una economía y sociedad digitales y dejando en un segundo plano una estrategia integral que fomente la innovación; es decir, en Europa se ha priorizado la creación normativa sobre los incentivos a la innovación lo que da lugar a que se vaya quedando rezagada en el ámbito tecnológico.
No olvidemos que la fuerza tractora del crecimiento es la creación de demanda del conocimiento para lo que se requieren adecuada políticas industriales y fiscales orientadas al liderazgo tecnológico. Por ello es conveniente recordar la Historia. ¿Qué hizo Europa a comienzos de la Edad moderna que le llevó a la posición prominente global en la época moderna tardía? Señala Yuval Harari que el continente, en los siglos XVI y XVII, no gozaba de ninguna ventaja tecnológica, militar o económica respecto a las potencias orientales pero fue sentando desde los inicios del mundo moderno la alianza entre ciencia y capitalismo lo que le permitió alcanzar la posición hegemónica en el período moderno tardío.
Y junto a ello aportó los ideales y valores, ciertamente no siempre respetados, de los derechos humanos como cristalización de un largo recorrido desde la cultura clásica, el cristianismo, el humanismo del renacimiento o la revolución francesa.
Los europeos pensaban y actuaban de un modo científico y con una mentalidad económica capitalista que los preparó para impulsar el desarrollo tecnológico. Naturalmente, no se puede desconocer, a lo largo de la historia de la humanidad, la extraordinaria aportación cultural y científica de Grecia, China o el mundo árabe pero la originalidad y relevancia de la mentalidad del imperialismo europeo era que, junto a la conquista de territorios, querían conquistar conocimientos de forma que  las grandes expediciones militares incorporaban científicos con el objetivo de  adquirir nuevos conocimientos que permitirían dominar el mundo más allá de las conquistas territoriales. Naturalmente, el colonialismo ha supuesto expolio, esclavismo, opresión y ello exige autocrítica pero no olvidar que la ciencia y la tecnología introducida por Europa ha contribuido a salvar millones de vidas y a llevar progreso material, así como a difundir los derechos humanos.
La historia y el presente, en definitiva, nos enseñan que Europa cuenta con capacidad de investigación, e ideas para reducir la brecha de la innovación respecto de Estados Unidos y China definiendo, más allá de su regulación, una estrategia eficaz de tecnología, innovación y digitalización;  pero las dificultades, además de las disponer de financiación para ello, radican en la actitud y la mentalidad reflejada en cuestiones como la prolijidad normativa o el lastre de una lentitud burocrática que frenan las potencialidades en vez de incentivarlas.