Pedro Carreño

La Ínsula

Pedro Carreño


Invertir sobre seguro

12/11/2024

Manejarse con diligencia y sabiduría en los mercados bursátiles, no es tarea sencilla. Incluso para aquellos que, profesionalmente, dedicaron muchas horas a entender y explicar sus mecanismos de funcionamiento. Esas reacciones y estímulos que hacen que un día el Ibex 35 suba, y al día siguiente se la pegue. Decisiones individuales o colectivas que convierten, en cuestión de segundos, la cuenta corriente en un río de oro o en un erial. Comprender la realidad y adoptar decisiones basadas en información veraz, son algunas de las reglas para moverse con soltura en los parqués bursátiles. Ahora, transformados en pantallas de roiter.
A John D. Rockefeller -el hombre más rico de su tiempo-, se le atribuyen muchas frases con las que cimentó su espléndida pensión. Hay una que viene como anillo al dedo para continuar con la columna. Cuentan que el multimillonario del petróleo solía preguntar a su chófer todas las mañanas sobre cómo le iban sus inversiones en bolsa. El empleado contestaba a su patrón, y Rockefeller tomaba decisiones conforme a lo que escuchaba. «Vendo mis acciones cuando mi chófer me dice que va a comprar títulos de esa misma compañía. Y compro, cuando me dice que él vende», argumentaba el presidente de la Standard Oil para definir los cambios de ciclo. Con ese criterio a Rockefeller no le fue mal. Del chófer, no sabemos.
Adelantarse a los ciclos económicos, preverlos e identificarlos, son buenos argumentos para aumentar la cuenta corriente. Saber entrar y salir de los mercados con acierto, es la génesis de una buena inversión bursátil. Dando por válido tal axioma, parece que un nuevo ciclo se abre paso en el horizonte. Una oportunidad para invertir en valores seguros, y garantizar así una rentabilidad más que notable. A todas luces, y a fecha de hoy, invertir en tiendas de campaña es un activo más que atractivo de cara al futuro.
Aparentemente, decantarse hoy por este valor carece de lógica: no hay motivos para comprar tiendas de campaña, porque no hay motivos para instalarlas en la calle. Sin embargo, hay signos que indican que pronto su cotización alcanzará máximos con un futuro esplendoroso, como ocurrió años atrás. Solo hay que recordar los tiempos en los que las tiendas de campaña proliferaron como setas en el Paseo de la Castellana de Madrid con las protestas de Sintel, y en la Puerta del Sol con aquel llamado 15-M.
Con un posible cambio de ciclo, hay indicios que apuntan a una demanda ingente de tiendas de campaña, para ser plantadas de nuevo frente a los ministerios, sedes de comunidades autónomas y ayuntamientos. También en paseos y avenidas de las grandes ciudades. Es cuestión de vislumbrar ese cambio de ciclo, de saber aprovechar la coyuntura, y adoptar la decisión inversora oportunamente.
Muchos de los que las compran hoy  -y hacen acopio-, ya lo hicieron en el pasado cambio de ciclo, y no les fue mal. Ocurre que, en el que ahora disfrutan, se han acostumbrado no al parqué bursátil, sino a la moqueta de los despachos oficiales. Regresar al saco de dormir cuesta, pero se hará. 
Eso sí, y como diría Rockefeller: rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.