El pasado sábado fuimos a ver la película Napoleón. Ciertas críticas no eran favorables, pero he de reconocer que me entretuvo y, sobre todo, me sirvió para recordar lo que hizo Napoleón en el ámbito civil y en la organización del Estado moderno.
Si van ustedes a París y visitan 'Les Invalides', podrán leer en las distintas placas allí existentes, las muchas instituciones y reformas que llevó a cabo. La centralización de la administración de los departamentos, la educación superior, un nuevo código tributario, el Code civil des Français, conocido cómo Código Napoleónico, que unificó en un cuerpo único las leyes civiles francesas y que ha servido de modelo para muchos países. Un banco central, nuevas leyes y un sistema de carreteras y cloacas. En 1801 negoció con la Santa Sede un Concordato, buscando la reconciliación entre el pueblo católico y su régimen.
Napoleón trató de que la Ley y el Orden quedaran restaurados después de los excesos causados por la Revolución y la época del Terror implantada por Robespierre. Cierto es que Bonaparte fue responsable, directo o indirecto, de enfrentamientos con países europeos y/o alianzas de varios de ellos, que causares centenares de miles de muertos. España sufrió las consecuencias de algunos de sus actos, tanto por las alianzas con Inglaterra, como de las acciones que, bajo el reinado de José Bonaparte se llevaron a cabo. Esa época y el posterior reinado del Rey más incompetente que España ha tenido (Fernando VII) hizo que nuestro país entrara en la más absoluta decadencia.
Pero la Historia está para juzgar los hechos con la mayor objetividad posible y cierto es que Napoleón Bonaparte ha pasado a ser uno de los personajes más importantes del Siglo XIX, aunque Thomas Jefferson, tercer presidente de los Estados Unidos no opinaba precisamente bien de él.
Todo este prefacio, viene a cuento para hacer referencia a una frase de Cicerón «para ser hombres libres hay que ser esclavos de las leyes». Napoleón fue un hombre complejo, pero sentó las bases del Estado Moderno, y es curioso que, como heredero de Montesquieu, aunque ejerció en sus poderes como un César, respetó y quiso que su Francia ideal hiciera ciudadanos libres gracias a la protección que las leyes les dieran. Ojalá nuestra sociedad fuera mejor heredera de Cicerón y de Bonaparte.