Se cumplen 100 años de la concesión al ceramista Juan Ruiz de Luna de la Cruz de Caballero de la Orden Civil de Alfonso XII, orden honorífica que premiaba los méritos contraídos en los campos de la educación, la ciencia, la cultura, la docencia y la investigación y que en la actualidad se corresponde con la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.
A mediados de febrero de 1925, se dirigió al Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes la petición para tal reconocimiento, la encabezaba el gobernador Civil de Toledo, Joaquín Castaño de Mendoza y la suscribían la Academia de Bellas Artes toledana, la Comisión provincial de Monumentos, las corporaciones en pleno de Toledo, Talavera y Noez, su pueblo natal, diversas asociaciones y numerosos escritores y artistas nacionales, en ella se fundamentaban, pormenorizadamente, las aportaciones y merecimientos del artista por haber contribuido con su talento y constancia al renacimiento de la cerámica de Talavera y extenderla, de nuevo, por todo el mundo, especialmente en América.
En agosto, recibió el título de ingreso en la Orden Civil de Alfonso XII en la categoría -de las tres establecidas- de Caballero. El pueblo de Talavera, por suscripción popular, le regaló las insignias, inherentes al honor, dentro de un estuche con una placa de oro con la siguiente leyenda: «Al ilustre ceramista D. Juan Ruiz de Luna, sus amigos y admiradores» que se pueden ver en el Museo Ruiz de Luna de la ciudad y agasajó al artista con un gran homenaje que tendría lugar el viernes 23 de octubre.
Dio comienzo a las 12 de la mañana, en el salón de sesiones del Ayuntamiento de Talavera, abarrotado de público y a la que asistieron el pleno de la Corporación, muchas personalidades del mundo de la cultura y de la política de Madrid, Toledo y Talavera. Discursos de elogio y agradecimiento y después un concurrido banquete con más panegíricos a los postres y lectura de las adhesiones al homenaje que enviaron desde todos los puntos de España aquellos que no pudieron venir, entre ellas, unos versos del periodista, poeta y dramaturgo de San Martín de Pusa, Rómulo Muro, en aquel momento corresponsal literario de Blanco y Negro, gran amigo de Juan Ruiz de Luna, que reflejan muy bien la personalidad artística y humana del insigne ceramista.