Lo primero que tengo que decir es que soy seguidor del Atlético de Madrid, signifique tal cosa lo que signifique. Cuando nací, nació conmigo otro seguidor del Atlético. Soy colchonero y lo soy siguiendo la tradición de mi familia, atlética desde hace muchos años; que yo sepa tanto mi padre, nacido en Sotillo de las Palomas, como mi madre, del barrio de Cuatro Caminos de la capital de España, coincidieron en su seguimiento por los colchoneros madrileños. Así es la vida y estoy convencido que no se puede ni se debe cambiar por imaginación y trolas que quieran echarse. Mi padre, Jesús Morales, junto con mi tío César -conocido como Chari por ignoradas razones-fundaron la peña atlética en los primeros años sesenta.
Esta introducción viene a cuento para escribir seguidamente que felicito a los seguidores del «equipo merengue» o merengones como también se les conoce en el mundillo del fútbol. Esto significa claro está que aunque la otra noche, la de la consecución del campeonato, no me sintiera ni triste ni alegre, mi condición de aficionado al juego del balón y demás historias, me permitió alegrarme por unas cuantas cosas que tengo siempre que tener en cuenta a pesar de la rivalidad entre Real Madrid y Atlético de Madrid, merengues y colchoneros.
En primer lugar está lo del equipo contrario: Quiera reconocerlo yo o no, un rival alemán y de la categoría del Borussia, perdonen pero no me acuerdo cómo se escribe, de muchísimo peligro y vale mucho imponerse a él en una final de Copa de Europa una cosa de enorme mérito. La verdad sea dicha sin resquemores ni falsas historietas.
Acordándome de todo esto me vino a la cabeza una secuencia de no recuerdo qué película española, en la que un señor preguntaba a otro que si el Real Madrid había ganado otra vez la Copa de Europa: Doy mi palabra que por más esfuerzos que he hecho, he sido incapaz de acordarme de en qué película ocurría la cosa aunque estoy seguro que correspondía alguna entrega de aquellas del tipo de 'Las chicas de la Cruz Roja' y ese tipo de cine. Sin meterme a estudioso pedante del séptimo arte, reconozco que en aquel momento de aislamiento del régimen de Franco, el Real Madrid con sus éxitos supuso una especie de bocanada de aire para la sociedad española. Y así han pasado los años hasta hace unos días en los que el equipo blanco ha vuelto a ganar otra «orejona».
Enhorabuena a todos sus seguidores.
Otra vez campeón de Europa.