Será Manuel Fraga Iribarne, ministro de Información y Turismo entre 1962 y 1969, el que promovió el gran desarrollo de la industria turística española y a él suele atribuirse el eslogan que encabezaba la propaganda de promoción: «Spain is different!» 
La campaña, que tuvo un éxito rotundo, empieza a principios de 1963 y los historiadores especializados en economía dan como padre de la idea y la frase a Luis Bolín, periodista, embajador y director general de Turismo por aquel entonces. El mismo Bolín que consiguió el avión 'Dragon Rapide' en Londres para que Franco pasara de Canarias a Marruecos en julio de 1936 para iniciar el levantamiento militar contra la República. 
A final de la década de los 60 el turismo aparece ya en el Programa Nacional de Ordenación de las Inversiones y en los primeros informes de la OCDE sobre la economía española como 'la gallina de los huevos de oro'. De 6 millones de turistas en el año 1960 pasamos a 34 millones en el año 1970.
En los 70, el turismo sigue creciendo exponencialmente. La Transición y la llegada de la democracia ayudan. Se intensifica la promoción turística en el exterior y se establecieron conexiones aéreas regulares con muchos países. Se desarrollaron destinos turísticos más allá de las playas, de ciudades como Granada, Sevilla, Barcelona…, de turismo cultural y de patrimonio histórico, deportivo o gastronómico. La Secretaría de Estado de Turismo, creada en 1977, impulsará de manera efectiva esa nueva concepción del turismo y se establecen los Planes de Modernización Hotelera con ayudas económicas importantes para el sector.
Es en los 80 cuando se desencadena la verdadera explosión viajera en cuanto al número de turistas que eligen España como destino vacacional. Los Pactos de la Moncloa incluyen medidas específicas de apoyo al turismo y se creará el Instituto de Turismo de España, conocido como Turespaña, organismo adscrito al Ministerio de Industria y Turismo a través de la Secretaría de Estado de Turismo que será el encargado de la promoción en el exterior. 
La tendencia de crecimiento desde ese momento se ha mantenido hasta la actualidad en que España se ha consolidado como uno de los destinos turísticos más populares del mundo. Se ha dado un salto en calidad de los servicios y un gran aumento de la oferta apoyadas en grandes inversiones en infraestructuras de transporte y también, claro, en la masificación turística al que reacciona el «movimiento turismofóbico» que, sin duda, abre nuevos retos para el sector.