No sé a qué enseñanzas sobre negociación ha recibido el presidente Sánchez, pero por la forma en que ha llevado el asunto de la Amnistía, más parece que sólo aprendió a ceder, sin lograr nada a cambio. Así, tanto Junts, como ERC han logrado que se les conceda todo lo pedido, sin más contrapartida que los votos favorables a la investidura de Pedro Sánchez como presidente de Gobierno. Ni renuncian a repetir las acciones que llevaron a cabo en 2017, ni aseguran su voto a propuesta alguna que se lleve al Congreso en esta Legislatura y, cómo se ha visto, al convocar Pere Aragonés, elecciones en Cataluña, y quedar la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado en el aire, el presidente Sánchez decide aparcarlos y ordena que se empiece a trabajar en los presupuestos de 2025, incumpliendo una vez más sus compromisos. Y no es poco lo que se concede con la Ley de Amnistía que el jueves aprobó el Congreso. Se amnistían los actos delictivos o infracciones administrativas y contables «vinculados a la consulta celebrada en Cataluña el 9 de noviembre de 2014 y al referéndum de 1 de octubre de 2017». Eso y todo aquello que guarde «una profunda conexión» con las dos consultas ilegales. También los posibles delitos de terrorismo cuando no constituyan «graves violaciones de derechos humanos», o sea, que se pueden violar un poco, así como los delitos de malversación cuando no impliquen «un enriquecimiento personal o beneficio patrimonial", ya pueden malversar todo lo que quieran siempre que no se lo lleve directamente el malversador. Encima, el límite cronológico de los actos que se 'perdonan y se olvidan' se aleja hasta el 1 de noviembre de 2011, fecha que permitirá que también se pueda aplicar esta 'gracia' a miembros de la familia Pujol. En fin, que ni devolverán el dinero malversado, ni constarán antecedentes por los delitos cometidos, ni se comprometen a no repetir los actos que nos han llevado a esta situación. El Estado va a pedir perdón a unos ¿presuntos? delincuentes y deja la puerta abierta para que hagan lo que quieran a cambio de sus votos. Solo cabe esperar que el resultado de las elecciones Vascas, Catalanas y Europeas, produzca tal cambio que la situación pueda remitir. Soñar cuesta poco.