En los anteriores artículos hemos analizado las condiciones del porqué el Papa San Juan Pablo II puede considerarse como el más grade humanista del siglo XX. Así, nos hemos referido a su investidura cultural, a la dignidad de la persona, a la defensa de los derechos humanos, al personalismo, al papel del Estado, a la ética sexual, a la amistad y al martirio. Y nos queda una última condición: su sentido del humor y de la ironía. Este sentido es propio de los humanistas. Baste recordar que cuando Santo Tomás Moro subía al cadalso para ser ajusticiado le dijo al verdugo: "por favor, ayúdeme a subir la escalera que para bajar ya me arreglaré solo".
Y lo mejor para destacar el sentido del humor del Papa es contar algunas anécdotas.
En el libro de André Frossard 'Diez años después', en el que relata como escribió diez años antes el libro 'Testigo de esperanza', (libro entrevista en el que el Papa, consciente de que era poco conocido en el occidente europeo, permitió a este pensador francés discurrir conjuntamente sobre los temas de la fe y de la vocación), en aquel libro cuenta que, en cierta ocasión esperaba al Santo Padre para una de las entrevistas y el Papa llegó sonriente y le dijo «sabe lo que dicen de mí en el Vaticano». Le respondió «pues no Santo Padre, no sé lo que dicen de Su Santidad». Y el Papa le cuenta: «pues dicen que esta yo rezando y decía: Dios mío, algún día veré a mi amada Patria Polonia como país libre e independiente. Y Dios se quedó pensando y le dijo: Sí, pero no mientras tú vivas. Y yo seguía rezando y pregunté: y ¿después de mí habrá otro Papa polaco? Y Dios se quedó pensando más tiempo y dijo: Sí, pero… no mientras Yo viva».
En cierta ocasión un Obispo español realizaba la visita 'ad límina', que todo Obispo del mundo debe realizar. Llegada la hora de la cita, entró un secretario del Papa para decirle que el Papa se iba a retrasar porque estaban jugando el partido de futbol Italia-Polonia y habían empatado debiendo jugarse una prórroga. Nuestro Obispo se manifestó encantado de que el Papa se relajara y descansara y no le importaba nada tener que esperar. Transcurrida media hora entró el Papa, invitó a nuestro Obispo a sentarse y cuando este creía, por la sonrisa del Papa, que iba a pedir algún tipo de disculpas, el Papa le dice: «no me he quedado a los penaltis».
Durante un mes de verano, el Papa invitó a un matrimonio amigo de Polonia a pasar con él unos días en la residencia de Castelgandolfo. La habitación del Papa estaba justo encima de la de invitados y consciente de sus dificultades de movilidad y de los ruidos que hacía, le pidió a sus invitados perdón. Estos dijeron que también se levantaban muy temprano, que no les molestaba en absoluto y que les sorprendía que el Papa se levantara tan temprano. Entonces el Papa les dijo: «es que me gusta ver salir el sol».
Estas tres anécdotas son suficientes para comprobar que San Juan Pablo II tenía también sentido del humor como buen humanista. Si los políticos en España tuvieran este sentido y fuesen capaces de reírse, de vez en cuando, de sí mismos, irían mejor las cosas en España.
- Un nuevo Papa polaco
- Los penaltis
- Me gusta ver salir el sol
- Entrevista con Presidente Comunidad judía.
- Preocupados por Su Santidad
- ¿Hemos rezado el rosario?
- Atentado: "hermano"/otra forma de entrar en la familia.