Antes de que España asumiera la presidencia rotatoria de la Unión Europea, el semestre de presidencia que le tocaba a Pedro Sánchez se veía como su trampolín para una campaña electoral que terminaría a finales de año, porque el jefe del Ejecutivo tenía la intención de acabar la legislatura en su momento. Los resultados de las elecciones autonómicas y locales del 28-M trastocaron los planes y las cuestiones europeas pasaron a un segundo plano en cuanto a repercusión mediática, opacadas por los debates más contingentes sobre la investidura fallida de Feijóo, la investidura efectiva de Sánchez -ley de amnistía mediante-, la formación de gobierno, el blanqueamiento de EH Bildu, las reuniones con Puigdemont y las relaciones con el Partido Popular.
El pleno escoba para hacer balance de la presidencia española ha demostrado lo poco que interesan las cuestiones europeas en el Congreso, la reforma del mercado eléctrico, la ampliación al Este, la regulación de la Inteligencia Artificial… porque en un país balcanizado -no en el sentido del que habló Feijóo-, sino siguiendo a Winston Churchill, en España se produce más política de la que se puede asimilar, y las cuestiones nacionales copan cualquier tipo de debate político. Una parte del debate lo ocupó la reunión ya acordada entre Sánchez y Feijóo a celebrar el próximo viernes en el Congreso, -concedió el inquilino de La Moncloa-, con una propuesta de orden del día del líder de la oposición de diez puntos, muchos de los cuales caben en dos, la cuestión de la justicia -independencia de los jueces, lawfare…, y de la renovación del CGPJ ya hablará Sánchez- y las relacionadas con la financiación autonómica que incluyen la quita de deuda financiera a Cataluña y al resto de las comunidades autónomas.
Feijóo se ha dado cuenta de que el plantón a Sánchez le suponía un coste político sin contrapartida para su posición irredenta. Al menos no ha hecho caso a su socio en muchas comunidades autónomas, Santiago Abascal, que le recriminaba que asistiera a esa reunión porque a su juicio supone un "blanqueamiento" del jefe del Ejecutivo.
Acaba la presidencia española con el pacto migratorio europeo cerrado, último logro atribuible a la diplomacia española, pese a sus contraindicaciones. Las gestiones que para Sánchez ha sido un "verdadero éxito" para el líder de la oposición ha sido un semestre "decepcionante". En el justo medio, como siempre, habrá que buscar la virtud. La escasa atención dada por Feijóo a los asuntos europeos dejó ese flanco abierto para que Sánchez denunciara la falta de propuestas del PP, más allá de la crítica a alguno de los éxitos españoles en la UE en los últimos años. Sin embargo, el líder de la oposición si entró en otros asuntos internacionales para atacar al Gobierno como su actitud unilateral" con respecto a Gaza, -a lo que Sánchez respondió que en algún momento de la legislatura habrá que plantear el reconocimiento del Estado palestino-, o de que haya contribuido a financiar a Rusia en la invasión de Ucrania.
Los nacionalistas e independentistas se quejaron de que no se haya avanzado en la oficialidad de las lenguas cooficiales españolas en la UE, y Junts siguió con su ataque a los jueces.