Entre las comparecencias de los ministros de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, y de la ministra de Defensa, Margarita Robles, para dar cuenta de las alertas y su actuación el 29 de octubre, y las explicaciones en Les Corts valencianas del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, existe una distancia sideral no solo porque los datos que manejan unos y otros no concuerden, sino porque si existe un mínimo común denominador a la hora de enjuiciar la secuencia de los hechos y la responsabilidad para hacer frente a las inundaciones, sino porque Mazón incurrió en clamorosas omisiones y su relato estuvo plagado de imprecisiones, cuando no acudió a afirmaciones que faltaban a la verdad, e incluso a contradicciones.
Carlos Mazón reconoció que se habían cometido "errores" en la actuación de su gobierno, sin concretar cuáles, que fueron precisamente los que hubieran podido evitar los dos centenares de muertos. A partir de ahí, y a falta de una comisión de investigación parlamentaria, o de una investigación judicial, esas generalidades le servirán de comodín para afirmar que ya se han dado explicaciones y para asegurar que él mismo ha realizado autocrítica por los fallos cometidos. Y ni una cosa ni otra: faltan explicaciones y no se han sustanciado dimisiones por una gestión que hasta otros barones del PP y la propia dirección del partido, en un primer momento, consideraron nefasta.
La forma en la que se ha abordado la segunda DANA que volvió a afectar a Valencia, y con mayor intensidad a Andalucía, ha dejado al descubierto las vergüenzas de la primera intervención del equipo de Carlos Mazón, al frente del cual él mismo tardó en liderar 'por problema de tráfico', y cómo con los mismos instrumentos una reacción distinta, sin obviar su menor virulencia, ha tenido efectos inocuos en cuanto a la pérdida de vidas humanas. Si, como afirma Mazón, "los protocolos no funcionaron", y tampoco "el sistema" (?) también habrían supuesto un problema dos semanas después y funcionaron a la perfección, porque todas las autoridades autonómicas encargadas de la gestión de este tipo de catástrofes se encontraban en sus puestos y no dudaron en pedir ayuda y a los ciudadanos que se confinaran, un atentado contra su libertad, que dirían algunos en otras ocasiones, que salvó vidas.
Que el causante de la desinformación y de la ausencia de avisos, o del paulatino despliegue militar hayan sido organismos dependientes del Gobierno, del Ministerio para la Transición Ecológica, estaba en el guion de las excusas desde que el PP decidió que había que dirigir toda la ofensiva contra Teresa Ribera, mano derecha 'in pectore' de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y de este paso matar dos pájaros de un tiro, acosar al Gobierno de Pedro Sánchez y forzar a la UE a cambiar el tradicional consenso entre conservadores, socialistas, liberales y verdes para favorecer el acuerdo con los partidos de ultraderecha.
La comparecencia de Mazón ya ha desatado la lucha política abierta que llegó a estar soterrada bajo 216 muertos y toneladas de lodo, con la oposición valenciana pidiendo su dimisión, a la que se niega para encabezar la reconstrucción de su región. Reconstrucción que debiera pasar antes por rellenar los huecos sobre las horas en que no se encontraba al frente de la gestión de las inundaciones.