Veintitrés años de un 11 de septiembre, que hizo un cambio tan fundamental para el ser humano, en su historia, haciendo que desde entonces hayan derivado: 1.- La guerra de Afganistán; 2.- La desestabilización del todo el Medio y Próximo Oriente; 3.- El 11 de marzo en España; 4.- La guerra en Siria; 5.- La (mal llamada) Primavera Árabe; 6.- Los atentados en Inglaterra, Francia o España, y en los demás países de todo el mundo cómo Túnez, Nigeria, Malasia y muchos más; 7.- La desestabilización económica de países del primer mundo, con una crisis negativa de las economías que aún no se han recuperado; 8.- El empeoramiento de la seguridad, y los muchos más conflictos, pérdidas y malas venganzas de todo tipo orden y demás, a lo largo de todo el planeta. Originando un pesar y una tristeza y otros sentimientos, aún más terribles por la muerte de miles y miles de personas desde entonces. Generando también a nivel global en la humanidad, una desestabilización en la paz individual de cada una de las personas del planeta, creando una sensación de un malestar mental, que se multiplicó exponencialmente, con otro grave conflicto mundial muy cercano que fue la pandemia planetaria del COVID. Habiendo dejado una huella imborrable, y que ha hecho dar el verdadero golpe de timón, al rumbo hacia un destino nada reconfortante, en verdad, para la inmensa mayoría de los que habitamos la Tierra. Realmente aquello de un golpe en la cima de la civilización hizo, que todo diese un giro en la historia de todo el planeta, que afectó más para mal que para bien, creando una realidad de un cambio en la forma de ser de la mayoría de los seres humanos de todo el planeta, hacia un campo de la moral un tanto oscuro, un tanto perverso, un tanto egoísta, haciendo que estemos una generación después en una senda llena de abrojos, de malas hierbas y de peligros constantes. Y en el conjunto de los nuevos habitantes los valores y sentimientos sean algo, que debería dar cierto miedo, incluso a ellos mismos, porque a quienes ya habitamos muchos años la Tierra, la realidad es tremenda, en todos los órdenes de la vida, en lo espiritual, en lo físico, en lo económico o en lo productivo. Y como ejemplo, pongo al vino como un producto que ciertamente, no está en el lugar donde debiera estar, pero realmente no es por el producto en sí, sino más bien, por quienes están en su entorno, desde los productores, los elaboradores, los que controlan oficialmente el producto y sobre todo quienes los sirven a los posibles consumidores. La moral de la mayoría de todos estos profesionales, como esta virada y retocada, a nivel global, justificada, en el axioma de: -Todo el mundo hace lo mismo, y si no lo hago así, otro lo va a hacer. Pues, el resultado es el que es para el vino, una caída constante desde hace años de su consumo, una falta de promoción a un buen conocimiento del vino y una real perdida para una mayoría del sector, con vistas de cierre a pocos años vista, por quiebra. Por todo ello una oración o para los muchos ateos una reflexión de recuerdo, para que nunca vuelva a repetirse y que todo tenga el mejor remedio.