Por lo visto se puede decir que a Emiliano García Page nuestro glorioso presidente, le tiemblan las piernas en el momento de cumplir lo que tanto declara cuando se refiere a los planes de Pedro Sánchez, su  jefe en el escalafón del PSOE. Explicaríamos que la manera de actuar de Page es consecuente con su maestro Bono, o una regla de los mandos socialistas seguidores de Sánchez. Lo cierto es que lo que repite, más pesado y cargante que un 'blac fraidei', que está en contra de los planes del señorito Pedro Sánchez, a la hora de la verdad, siente un mareo, una náusea, un no sé qué como cantaban Los Pegamoides, que le hace votar siempre a favor de lo que dicta Pedro. Y lo más grande es que no es sólo su voto con el que cuenta, sino que lidera a los diputados de Castilla-La Mancha que podrían optar por  elegir otra cosa si él lo decidiera,  pero el castellano-manchego siempre  ordena a sus diputados votar lo que manda el presidente del Gobierno nunca  el voto  contrario. De haber sido así hubieran puesto en verdaderos apuros al de la cara cementada y la perenne sonrisa de plástico.
 Ignoro  si a estas alturas en los partidos votar en conciencia, en contra de lo que mandan los estrategas de las formaciones, representa  grandes males y podrían votar en conciencia, pero no hay duda ninguna que Page debe sentir a la hora de votar un vértigo, una náusea un no sé qué que cantaban Los Pegamoides, imposible de dominar que se refleja en un temblor de piernas que le hace votar en contra de  lo que declara una y otra  vez. Tampoco hay que extrañarse tanto porque  yo crea  que comete una gran torpeza.
Cuando Page habló del  trasvase no dijo  nunca nada durísimo ni de grandes compromisos. Los responsables del agua en Castilla-La Mancha se han limitado a poner el litigio de turno contra la desviación del agua, litigio por cierto que nunca se cumple por parte de Murcia aunque la sentencia sea positiva para el Tajo.  Expediente cubierto y a callar. Todo esto dicho de Page y compañía, de sus temblores a la hora de contradecir a Pedro Sánchez con Puigdemont y tal, lo triste es que frente a ellos no hay nadie de peso y compromiso que les haga cara con fuerza y argumentos,  que les muestre sus barbaridades y  haber puesto en almoneda lo que tanto costó conseguir, la democracia española y una Constitución de verdad válida y valiosa tras siglos de ansiarla y naufragar a base de intentos, chascos, fracasos, guerras, sangre y desastres,.
No nos merecemos que todo se desmorone otra vez y menos por el capricho y las ansias de alguien con muy pocos escrúpulos y demasiada insensatez con tal de satisfacer sus pretensiones. A costa  de destruir el futuro de España.
De destruirlo todo.