Miguel Ángel Dionisio

El torreón de San Martín

Miguel Ángel Dionisio


De Ramos a Pascua

16/04/2025

En el esplendor y exuberancia de una primavera lluviosa, celebramos, un año más, la Semana Santa en el marco excepcional de esta Jerusalén de Occidente que es Toledo. De nuevo sus estrechas calles sirven, a modo de Vía Dolorosa, para recordar los últimos momentos de la vida de Jesús, desde su entrada en la Ciudad Santa el Domingo de Ramos hasta la mañana gozosa de la Resurrección. Una semana llena de celebraciones, tanto litúrgicas como populares, que arrancan con el silencio majestuoso de la noche del Viernes de Dolores, con los centenares de mujeres que acompañan con sus oraciones a la Soledad. Unos días en los que la ciudad, envuelta en los aromas del incienso, embriagada por el perfume que exhalan los exornos florales de los pasos, embargada por las melodías de bandas y cantos de penitentes, recupera el esplendor del pasado, deviene, por unos días, un templo al aire libre, en el que la piedad y el fervor de los fieles se entremezcla con la admiración y sorpresa de los visitantes que descubren o redescubren la belleza de la vieja Roma castellana.
Quizá no somos suficientemente conscientes, por la convivencia cotidiana con nuestro patrimonio o la reiteración festiva anual, del tesoro que es nuestra ciudad y el extraordinario patrimonio material e inmaterial que alberga. A veces es preciso que tengamos que acompañar a algún amigo que viene a Toledo por primera vez para que caigamos en la cuenta de las maravillas que nos rodean. Con la Semana Santa puede que nos ocurra lo mismo y no valoremos el legado que hemos recibido y que debemos no sólo custodiar, sino actualizar y enriquecer. Y aunque hay muchos aspectos perfectibles y necesitados de una profunda revisión, no es menos cierto que en los últimos años se han realizado esfuerzos notables para mejorar nuestras procesiones. Un año más, la Hermandad del Santo Encuentro de Santiago del Arrabal ha aportado, en el proceso de profunda renovación en el que lleva embarcada unos años, una serie de novedades que, a pesar de la lluvia que amenazaba con impedir su salida, pudo mostrar finalmente a los fieles que aguardaban para contemplar y acompañar a la bellísima Virgen de los Dolores, la extraordinaria imagen obra de Juan Carlos Arango, y al Nazareno, que además de estrenar paso, realizado en el Hogar Zoe, fue llevado a costal. El momento del encuentro entre Jesús y su Madre, en el patio de armas de la Puerta de Bisagra, resultó, un año más, apoteósico.
No es menos espléndida la imagen de María Santísima de la Esperanza en su Soledad, esculpida por el imaginero Darío Fernández Parra para la Humildad. Dos ejemplos de cómo poco a poco podemos seguir mejorando unas celebraciones populares de devoción que hacen de Toledo un lugar privilegiado para vivir con autenticidad y hondura la Pasión, Muerte, Sepultura y Resurrección de Jesucristo. 
Les deseo feliz Pascua de Resurrección.