Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


Joaquín Benito de Lucas

19/05/2021

Joaquín Benito de Lucas en su libro ‘El reino de la niñez’ tiene un precioso poema: ‘Sala de conciertos’, que termina con esta estrofa: «El Tajo es una sala de música que suena / al compás de la vida de todo lo creado, / música de mi infancia, mi inocencia perdida, / que guardan en sus trinos los peces y los pájaros». Hoy esa sala de conciertos, su sala de conciertos particular, en la que nació, donde se crió y a la que siempre volvía cuando estaba en Talavera, quedará muda por un instante porque ha muerto su poeta, el poeta del Tajo, el poeta de Talavera. Ahora sí que los trinos de los peces y de los pájaros guardarán para siempre su voz con celo. Cada vez que oiga la música del río me acordaré de Joaquín.  
En estos momentos lo primero que me viene a la cabeza son algunos recuerdos vividos con Joaquín, siempre especiales. Como aquella mañana que desayuné con él y con mi paisano y su amigo Claudio Rodríguez en el bar Nueva España; ha sido la mejor clase de literatura que he recibido en mi vida, entre churro y churro discutieron con ardor sus opiniones sobre las poesías y los poetas que se presentaban al certamen del que eran jurado y los libros que me regalaron y dedicaron ambos los guardo como oro en paño. O la larga noche de copas, habanos y palique que pasamos juntos cuando lo invité a presentar en la universidad el poemario ‘Un mal día’ de Rafael Escuredo. O la jornada triste cuando falleció nuestro común amigo Jesús Javier Rodríguez en la que no tenía palabras para su dolor. O todas y cada una de las cenas de los premios de la Asociación de la Prensa en las que hemos sido vecinos de mesa.
Con el colectivo ‘La Enramá’ siempre mantuvo una relación muy especial y buscaba nuestra compañía y nosotros la suya si coincidíamos en algún acto, fue nuestro invitado en muchos programas de radio en los que compartimos risas y buceamos en el pasado de la ciudad, cuando Joaquín era solo el hijo de Manolo, el de La Lancha -nombre de la taberna de su padre- y soñaba con ser poeta y conocer mundo. Echaremos mucho de menos a Joaquín y valoraremos, ahora, en toda su dimensión su figura y su aportación a Talavera. Descanse en paz.