Jesús Morales

Nada particular

Jesús Morales


Albacete

17/09/2024

Cuando se instauraron las autonomías surgió la posibilidad de renovar todo el sistema político y administrativo español, de lo que se pensaba que sería el nuevo mapa del país surgido tras la muerte de Franco y sus famosos cuarenta años de paz, festejos y celebraciones surgidos de la mente del ínclito Manuel Fraga.
Con bastante celeridad en Albacete surgió la idea de adherirse a la nueva autonomía que llamaron muy ligeramente Castilla-La Mancha. Creo que en esta decisión influyó en cierta forma, además de otros factores, la posibilidad de que los albaceteños se «sacudieran» el yugo murciano o cosa parecida, además que la ciudad albaceteña por razón demográfica y económica tenía que nombrarse capital de la nueva autonomía. Así pensaron los albaceteños. Error, inmenso error como dijo Ortega.
Para empezar está claro que en Albacete no contaron con que en la autonomía recién creada Castilla la Mancha, se incluía Toledo, que sea como sea cuenta y contaba entonces con una larga serie de factores a favor para ser designada capital de la nueva autonomía, por más que fuera superada demográficamente por la ciudad de Albacete. Toledo es, ha sido y será superior en el lado histórico, artístico y peso total. Toledo ya desempeñó el papel de capital de España nada menos que en tiempos del dominio visigodo. A tal factor de importancia y peso imposible de ignorar, se añadía otro tan capital como el siguiente: la distancia entre Toledo y Madrid todavía capital de España para bien o para mal, en esto no entro al menos de momento y mientras alguien no diga otra cosa es de 75 km. Además un vistazo, digamos que desapasionado, no deja dudas de cual debe ser la capital de Castilla-La Mancha entre Toledo y Albacete.
Otro error de los albaceteños referente a sus aspiraciones de ser la nueva capital de Castilla-La Mancha, fue no contar con el deseo de Toledo de ser designada de forma oficial la capital de Castilla-La Mancha.  Cuidado que no afirmo ni considero si más o menos legítimas, lo que unido a cierto «papanatismo» concedieron la capitalidad autonómica a la ciudad de Toledo como todos sabemos y aceptamos en la actualidad en todo caso creo que la antigua ciudad murciana, Albacete, no la vaya mal en su puesto dentro de la autonomía de Castilla-La Mancha que nos rodea y creo que más o menos estarán de acuerdo conmigo.
Castilla-La Mancha lleva ya unos años en la senda autonómica y aunque no digamos que se trata de la más brillante, nunca afirmaríamos que es la peor. 
Algunos como yo vimos en principio con bastante escepticismo nuestra autonomía, no creíamos en ella nos pareció un invento para satisfacer a catalanes y vascos solamente.
Quizá lo más divertido es el nombre de la ciudad: Albacete, tal nombre siempre me hizo gracia por alguna razón que no puedo explicar.