Fernando Díez Moreno

Política y Humanismo

Fernando Díez Moreno


Humanismo y Karol Wojtyla (VI)

27/05/2024

En artículos anteriores hemos hablado de la cultura, la dignidad de la persona, la defensa de los derechos humanos y el personalismo, como características del humanismo de San Juan Pablo II. En este voy a referirme a otras cualidades.
5. El papel del Estado. Para Wojtyla, el Estado, no solo tiene las obligaciones derivadas de los textos constitucionales, sino que además está obligado, por su propia naturaleza, a defender ciertas verdades morales fundamentales del ser humano y que nacen del compromiso moral con todos los derechos humanos básicos. Superada la concepción del origen divino del poder, Wojtyla consideró que el Estado constitucional moderno había nacido del compromiso de proteger aquellos derechos y debía cumplir esa promesa, especialmente en los temas que tenían que ver con la vida, como el aborto o la eutanasia.
Estima superada la tensión dialéctica entre un Estado limitado a cumplir simplemente las tareas establecidas por la ley, y un Estado obligado a defender ciertas verdades morales fundamentales. O sea, todo lo contrario de lo que ocurre hoy en España.
6. La ética sexual. Fruto de su experiencia en la dirección espiritual de jóvenes y de matrimonios, publicó antes de ser Papa, el libro "Amor y responsabilidad". Y después, dedicó uno de los primeros ciclos de sus homilías catequéticas en las Audiencias Generales, durante casi tres años, al tema. Tales homilías están recogidas por la Editorial "Palabra" en dos libros titulados "Varón y mujer. Teología del cuerpo" y "El celibato apostólico". Se trata de dar un nuevo enfoque a las verdades antiguas, una aventura teológica que parte de la diferencia física entre el varón y la mujer, que busca en esa diferencia y complementariedad sexual una ética de comunión interpersonal capaz de expresar la nobleza del amor humano, y enseña que el amor desinteresado, propio de la comunión sexual dentro del matrimonio, es un icono de la vida interior de Dios. 
De esta teología del cuerpo surgió el "feminismo de Juan Pablo II", que se expresa en 4 ejes contenidos en la Carta Apostólica "Mulieris dignitatem": 1) defensa de la igualdad jurídica y política en la sociedad civil; 2) existencia de un "genio femenino" en la encarnación de la madre, exclusivo de la mujer en la ley de la entrega; 3) oposición a su ordenación sacerdotal; y 4) teología de la Virgen María como modelo de discípula cristiana.
7. La amistad. Una de las cualidades humanistas de quienes nos tenemos por tales es el sentido de la amistad. Karol Wojtyla careció de familia desde los 21 años en que muere su padre. Antes murió su único hermano, y antes aún su madre. De su padre aprendió la fe y el sentido de la oración. Esta falta temprana de calor familiar lo compensó desarrollando un excepcional sentido de la amistad. Los amigos de Karol Wojtyla lo fueron durante toda la vida, y mantuvo relación con sus amigos de Cracovia durante el pontificado. Dio muestras cumplidas de esa amistad en numerosas ocasiones, invitando a compartir momentos de descanso o a participar en comisiones o grupos de estudio. En este sentido podemos decir que fue un privilegiado porque tuvo muchos amigos que le duraron toda la vida y no tuvo necesidad de hacer amigos "desde el poder", que suelen durar muy poco.
8. El martirio. Hemos destacado también el martirio como una cualidad de algunos humanistas, como Santo Tomás Moro. Creo que se podría también predicar de Karol Wojtyla. El atentado que sufrió en 1981 le habría hecho mártir si hubiera fallecido como consecuencia de él. No fue así, pero le dejo secuelas toda su vida y acentuó los efectos de su enfermedad en los últimos años. La progresiva disminución de su capacidad física no le impidió mantener un programa agotador de viajes por el mundo y de comparecencias públicas, cada vez más necesitado de asistencias. Los últimos meses fueron un auténtico calvario y todos fuimos testigos angustiados de ello. Y cuando algunos plantearon la conveniencia de renunciar y retirarse, respondió: "Ah! si Cristo hubiera podido bajarse de la cruz".
¿Sería mucho pedirles a nuestros políticos que imitaran alguno de los rasgos que caracterizaron a S. Juan Pablo II? Él fue también un gobernante y un Jefe de Estado.