El tiempo nos permite distanciarnos del gesto. Muchos occidentales consideraron a Zelenski un bufón y le ofrecieron salvar la vida tras la primera semana de invasión, él rechazó la oferta. Su resistencia simboliza la repulsa moderna hacia los poderosos y los actos considerados injustos; otra cosa es que sean inteligentes. El incidente en el despacho Oval será recordado, porque tuvo todos los elementos que nunca pueden darse en las relaciones diplomáticas.
Zelenski no ha tenido problemas en insultar a gobiernos democráticos si la ayuda no alcanzaba los niveles que él esperaba. Todos los países debían subordinar su seguridad al futuro de Ucrania. Fue una estrategia efectiva, pero peligrosa. Con Estados Unidos esa dinámica es contraproducente al tener compromisos de seguridad en otros territorios.
Suena lejano cuando Donald revocó la prohibición de Obama de vender armas a Ucrania, venta que permitió resistir la oleada inicial rusa. Salvo el ejército ucraniano, nadie se percata de que una empresa de Musk está siendo estratégica en su defensa. Todo esto es parece ser irrelevante desde el fatídico viernes.
Nadie se ha hecho las preguntas importantes. ¿Cuáles son los ejes de la política exterior americana actual? El mundo solo sabe que se fueron rápido y mal de Afganistán. ¿Quieren aliados o vasallos? ¿Es mejor ser amigo o enemigo?
Los estados no se quedan en la superficie sino que van al fondo del problema. Si la fuerza militar pasa a ser la clave, no solo Europa se armará. La carrera armamentística no se limitará a las convencionales, sino que invertirán en disuasión nuclear. Taiwán, Corea del Sur o Japón observan con detenimiento este giro argumental. Es evidente que China sacará sus conclusiones, entre ellas que el poderío militar es vital y que los aranceles son otro instrumento político para reducir su hegemonía política en Asia.
Si queremos hacer algo, me refiero a los europeos, es muy sencillo. Dejemos de comprar gas ruso, gastemos en defensa y mandemos soldados a Ucrania; y le pediría a Estados Unidos que tenga la deferencia de garantizar que si nos atacan con armas nucleares pulverice a Rusia. Lo dicho es incompatible con nuestro modelo del Estado de Bienestar.
Los republicanos no deben confundir realismo político con populismo barato. El mundo es muy complejo y no hay soluciones rápidas. No todos los que les precedieron fueron tontos o malvados. Estados Unidos necesita aliados, no siervos. Los países en declive lo ocultan faltando al respeto a sus socios.