El PSOE atraviesa su semana en los tribunales conteniendo la respiración y repitiendo el mantra de que todos son bulos y mentiras. La comparecencia de Aldama en el Supremo dejó claro que se mantiene en su versión y amplió el campo de sospechas a más miembros del anterior Ejecutivo de Sánchez.
No aporto facturas del presunto alquiler de los pisos donde Abalos y, el ahora ministro, Ángel Víctor Torres, mantenían encuentros con "señoritas", pero tampoco Koldo, que también ha comparecido ante la Justicia, ha sido capaz de explicar por qué se pagaba el apartamento de Jessica, la "amiga entrañable" de Ábalos.
Y, por último, el software del máster en la Complutense de Begoña Gómez que le ha vuelto a llevar ante el juez. Se comprende que en Moncloa estuvieran sin aliento. Por otro lado, Junts y el PP avanzan en su "amistad" y empiezan a votar juntos enmiendas que frenan la tramitación de leyes, tanto en el Senado como en el Congreso. Puigdemont no rompe con Sánchez, como amenaza todo el rato, pero empieza a hacer descosidos en la coalición, rompiendo compromisos que el PSOE había cerrado con Podemos, por poner un ejemplo. Mientras el PP, que no cabe en si de gozo, ha convertido la labor de oposición en una exhibición de frases jocosas, campañas de publicidad del pasado, y ninguna propuesta. Sin ir más lejos, el portavoz en el Congreso, Miguel Tellado, calificó a los comparecientes en tribunales como los "tres tenores", y su declaración judicial como "uno ha cantado la Traviata y los otros dos un falsete". Todo muy gracioso y ocurrente salvo que se está hablando de presuntos delitos.
Por otro lado, Barcenas, recupera la libertad tras cumplir las dos terceras partes de su condena y después de haber hecho un curso para internos sentenciados por delitos económicos. Es verdad que el poder crea una sensación de impunidad que lleva a creer que no te van a descubrir por muchas trapacerías que cometas. Pero si, además, contemplas como Zaplana no ingresa en prisión por la grave enfermedad que padece y sigue manteniendo su patrimonio, al igual que Barcenas y que Luis Roldán. O que la Justicia se demora tanto que Jordi Pujol y familia siguen a la espera de juicio, la tentación crece.
Sánchez dijo que su Gobierno era un Gobierno limpio y estamos donde estamos. Tal vez Feijoo debería, en lugar de frasecitas graciosas, hacer propuestas de modificaciones legislativas que impidan que la corrupción acabe siendo la enseña de los sucesivos Ejecutivos de la democracia española.