Francisco Javier Díaz Revorio

El Miradero

Francisco Javier Díaz Revorio


El Papa más humilde

25/04/2025

Con todo lo que esto tenga de subjetivo, si tuviera que resumir mi valoración de los últimos tres papas, que son -junto al efímero Juan Pablo I- los únicos tres respecto a los que he vivido íntegro su período de papado, diría lo siguiente. Juan Pablo II fue, en mi opinión, el que estaba más cerca de Dios. Siempre me pareció una persona bendecida y no en vano ha sido canonizado. Benedicto XVI fue, seguramente, el que mejor entendió y supo explicar la realidad de Dios. Fue un gran teólogo, y la teología es la ciencia que trata de Dios. Francisco ha sido el que mejor ha manifestado y puesto en práctica la palabra de Dios. La Biblia, y sobre todo los Evangelios, es un enorme testimonio de amor al prójimo, siendo este muy especialmente el más necesitado, el marginado, el pobre. Bienaventurados los pobres de espíritu. No acumuléis riquezas en esta vida. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre en el reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Francisco fue, desde el inicio, el Papa que ha estado al lado de los más necesitados, de los marginados, y con sus obras y sus gestos (que no carecen en modo alguno de importancia) ha demostrado ser el Papa más humilde. 
Cuando, recién elegido, salió a saludar al balcón sobre la plaza de San Pedro, lo primero que hizo fue rezar un Padrenuestro, secundado por miles de personas en la propia plaza y millones en todo el mundo. Ya destaqué en este mismo espacio aquel detalle. Luego, ha buscado siempre desprenderse de cualquier signo de poderío o grandeza, habitualmente unidos a la condición de Papa (impropiamente unidos por tradición a la figura de quien es el siervo de los siervos de Dios). Pagó su propia residencia después del Concilio que le eligió, eligió el nombre del santo de Asís, en el día del Jueves Santo, durante años (y hasta este último) ha querido lavar los pies a los reclusos de prisiones romanas. Y así podríamos seguir señalando tantos gestos que han mostrado a un Papa cercano y próximo a los que el Evangelio proclama como bienaventurados. Todo ello ha venido unido a la preocupación por grandes temas sociales y medioambientales, tan necesarios en nuestro tiempo. Siempre ha estado al lado de los inmigrantes, y su preciosa encíclica Laudato si demuestra que se puede tener plena conciencia y sensibilidad medio ambiental sin negar la especial dignidad humana ni salir de lo que algunos llaman 'antropocentrismo'. Ahora se tiende mucho a calificar a los papas (y a los cardenales 'papables') con criterios políticos. Yo me niego a ello. Para algunos, Francisco se fue demasiado lejos, para otros, se quedó corto. Yo creo que trató de materializar el Evangelio. Espero que el Espíritu Santo ilumine al próximo cónclave.