Vox tiene un problema serio de relato con los aranceles de Trump. No digo que no tenga razón en algunas cuestiones que plantea, pero sí que se va fuera de foco en la opinión pública. Aparece como aquellos perrillos junto al gramófono que bautizaron con la conocida marca discográfica La Voz de su amo. Sobre todo cuando la música que suena parece decir que se es fuerte con el débil y débil con el fuerte. Trump aparece como un gran aliado de la formación verde, pero hay a veces amores que matan. En realidad, todo lo que está ocurriendo en estos últimos cuatro meses cambia más el mundo que los últimos ochenta años. Se está redefiniendo el tablero internacional con las fichas heredadas de la II Guerra Mundial y es como si Trump hubiera perdido al parchís y del cabreo loco montado las hubiese descolocado sin ton ni son para retomar la partida. Hablo con economistas que de esto saben y no ven ni pies ni cabeza a las decisiones tomadas. Cuartango en Abc habla sencillamente de estupidez y uno que espera y da oportunidades como el borrico a la noria, no lo termina de ver claro. Pero se aventuran algunas cosas.
La primera clara y evidente es que como no haya rectificación, vamos a una recesión de caballo en el planeta entero. Vuelvo a recomendar abiertamente a todo el mundo la lectura de una de las obras clave del pensamiento contemporáneo, de un filósofo, que además es español. Se trata de Los enemigos del comercio, el ensayo de Antonio Escohotado en tres volúmenes que explica a la perfección cómo las peores épocas de la Humanidad fueron aquellas en las que el comercio, creación natural de riqueza entre ciudadanos y pueblos, quedaba abolido o cercenado por cuestiones políticas, morales o religiosas. Volvemos a las andadas.
Vox tiene razón cuando dice que Trump quiere negociar, eso es evidente. Pero a cambio está dejando un reguero de pérdidas en la Bolsa que después se llevarán y traspasarán a la economía real. En cambio, Pedro Sánchez ha encontrado nuevamente su oportunidad con el chino mandarín. Aunque si le cogen la matrícula en el Lejano Oriente, Marco Polo puede volver descalzo y sin agua. Pero creo que ha sido inteligente el presidente del Gobierno viajando a China, aunque estando Zapatero por medio tiembla el bolsillo de todos los españoles menos el suyo. El PP, en cambio, que defiende los principios liberales por excelencia que han hecho avanzar el mundo, vuelve a encontrarse la pinza Sánchez-Vox. Uno, reconvertido en el adalid del nuevo comercio y el otro de la vieja autarquía. Así pues, lo que vaya a pasar mañana no lo sabe ni Rappel, la Bruja Lola ni Raticulín, que en paz descanse.