Miguel Ángel Dionisio

El torreón de San Martín

Miguel Ángel Dionisio


Siglo y cuarto en Toledo

03/07/2024

Toledo y su provincia han destacado desde el siglo XVI por una intensa devoción eucarística, manifestada de un modo particular por la solemnidad y variedad con la que se celebra el día del Corpus. Una devoción que fue promovida por Teresa Enríquez, la Loca del Sacramento, quien para ello logró del papa Julio II en 1508 la aprobación de la cofradía del Santísimo Sacramento en Torrijos, a la vez que fundó la colegiata de la misma localidad, dotándola espléndidamente para que fuera un lugar de culto eucarístico modélico. A semejanza de esta cofradía fueron surgiendo otras. La piedad reformadora del Siglo de Oro español fomentó, frente a la negación luterana de la presencia real de Cristo en las especies eucarísticas, una honda devoción popular que alcanzaba su culmen en la solemnidad del Corpus Christi. Fueron los años en los que en el extenso territorio que entonces conformaba el arzobispado de Toledo nacieron algunas de las celebraciones tan espectaculares que podemos contemplar hoy, sea en la capital, sea en otras poblaciones, como Camuñas o Lagartera.
Esta tradición se renovó en el siglo XIX con el nacimiento de nuevos modos de devoción a la Eucaristía. Si durante el Barroco fue España el centro de la espiritualidad católica, la Francia postrevolucionaria vería un extraordinario resurgir del catolicismo, apareciendo diferentes congregaciones y órdenes religiosas, junto a nuevas expresiones devocionales que se extendieron por toda Europa. Una de ellas fue la Adoración Nocturna, fundada en 1848 por Hermann Cohen, pianista judío convertido al catolicismo, quien logró reunir a un grupo de hombres en París para pasar la noche en oración ante el Santísimo. Pronto se difundió por toda Francia, y desde allí a otros países. A España llegó en 1877, en el contexto político, social y cultural de la Restauración de los Borbones, siendo su promotor Luis de Trelles y Noguerol, abogado y político que destacó por su participación en el canje de prisioneros durante la Tercera Guerra Carlista. Sus primeras reuniones se celebraron en Madrid, entonces perteneciente a la archidiócesis toledana, en la desaparecida iglesia de capuchinos, frente al Congreso de los Diputados. En 1893 se crearía la Adoración Nocturna Española, como asociación separada de la francesa y unos años más tarde, en Valencia, surgió la Adoración Nocturna Femenina.
A Toledo llegó en 1899, inaugurándose en la noche del 10 al 11 de junio. El fundador fue Ramón Bonmatí Carreres, empleado de Hacienda, celebrándose la primera vigilia en la antigua iglesia mozárabe de San Marcos, en la calle Trinidad, contando con la presencia y el apoyo del cardenal arzobispo, el beato Ciriaco María Sancha y Hervás. A partir de ese momento, y salvo la interrupción de algunos meses al comienzo de la guerra civil, la Sección de Toledo de la Adoración Nocturna española ha venido entretejiendo una pequeña, oculta y desconocida parte de la historia toledana.
Pequeñas historias que conforman la gran Historia.