Fernando Díez Moreno

Política y Humanismo

Fernando Díez Moreno


El humanismo cristiano. La persona (II)

28/04/2025

Para el humanismo cristiano la persona es un ser trascendente creado por Dios a su imagen y semejanza, susceptible de salvarse o condenarse. Ello no es una mera frase del Génesis y es la diferencia con todos los demás humanismos, pues es el único que mantiene esta concepción de la persona.
De que la persona esté creada a imagen y semejanza de Dios, deriva el que este dotado de una especial dignidad por su origen ya que Dios no puede crear nada que no sea digno. De esta dignidad se deriva la libertad que ostenta (incluso para negar a Dios) y el respeto que merece. De esa libertad y respeto se derivan a su vez los derechos naturales o fundamentales que puede ejercer y las obligaciones que debe cumplir. 
El documento del básico del humanismo cristiano es la Constitución pastoral 'Gaudium et Spes' del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo actual. El punto 12 de la Constitución dice: «La Biblia nos enseña que el hombre ha sido creado a imagen de Dios, con capacidad para conocer y amar a su Creador, y que por Dios ha sido constituido señor de la entera creación visible para gobernarla y usarla glorificando a Dios».
La solicitud por la persona así concebida implica la protección frente a los poderes públicos, frente a las manipulaciones científicas, frente a las masas, frente al avasallamiento de los medios de comunicación, frente la dialéctica de la igualación, frente al deterioro de la naturaleza y frente al dolor, la tristeza o la miseria colectiva.
El reconocimiento de la prioridad del hombre tiene un doble plano. En el plano de las relaciones con Dios, se subordina a las ideas de la creación a su imagen y semejanza, la trascendencia del ser humano, la civilización del amor, y la cooperación en los planes de la salvación. En el plano de las relaciones con la comunidad política la prioridad se manifiesta en la subordinación del orden social y de la atención a las necesidades de la persona, de la que se deriva el cuidado de las cosas creadas, de la naturaleza, del medio ambiente, y de la preocupación positiva por el mundo.
El P. Francisco de Vitoria (1492-1546), principal representante de la Escuela de Salamanca ya dijo en el siglo XVI que el hombre es el centro de la creación. Que es un ser racional, libre, moral y responsable. Que se compone de dos elementos: un cuerpo material y un alma inmortal. Y que tiene una serie de derechos naturales: por parte del cuerpo (derecho a la vida, derecho a la integridad física y derecho de propiedad); y por parte del alma (derecho a la verdad, la fama y el honor; derecho a la libertad de pensamiento y de expresión; derecho a la libertad religiosa; derecho al perfeccionamiento de la inteligencia; y derecho a la libertad de conciencia).
En el próximo artículo nos referiremos a la comunidad. Persona y comunidad son los dos ejes en torno a los cuales gira el humanismo cristiano.