Javier López

NUEVO SURCO

Javier López


Siempre nos quedará París

30/07/2024

Llevamos ya un buen puñado de veranos que esto es un no parar. Los veranos ya no son lo que eran, aquella planicie informativa en la que había que buscar culebras, culebrillas o culebrones estivales para rellenar informativos con temas que solían caducar al mismo tiempo que el otoño y la rutina iba penetrando progresiva e inexorablemente en nuestra vida. Ahora eso pasa, y solamente un poco y con una dosis adicional de suerte, en Agosto. En Julio, ni hablar. El año pasado nos colocaron a final de mes una elecciones generales, casi nada. Este año terminamos el mes con el asunto de Pedro Sánchez y el caso Begoña Gómez, es decir, hasta donde llega y cómo de alargada puede ser la sombra presidencial en los temas laborales/universitarios de la mujer del presidente del Gobierno. Está por ver si todo se queda en poco, si es la gota que colma el vaso del sanchismo o si el eco político es mucho mayor que el judicial, pero lo que ya nos llevamos puesto es que lo de Begoña es el asunto del verano en el que estamos, sin lugar a dudas, ahora ya con querella presidencial incluida.

Lo de nuestros veranos ocupados por noticias de alcance y transcendencia viene de lejos, aún recuerdo un Pleno del Congreso sobre el caso Barcenás ya metidos en agosto y con un calor insoportable, en aquellos años en los que Pedro Sánchez se intentaba hacer un hueco en el liderazgo del PSOE poniéndose muy digno para pedirle a Mariano Rajoy que dimitiera porque era el único presidente investido en nuestra democracia que había tendido que testificar ante un tribunal. Se refería aquel líder socialista incipiente al caso Gürtel, que a la postre fue su gran apoyatura para montar la moción de censura y su primera legislatura, construida más o menos con los mismos mimbres sobre los que se levanta la actual. Todo muy en precario y germen seguro para la inestabilidad y los veranos tormentosos

Este año las Olimpiadas parisinas nos recordarán un poco, eso sí, los veranos informativos de antaño, en los que informativamente lo mejor que pasaba eran unos juegos olímpicos o aquellos torneos de pretemporada, y poco más. Todo era disfrute sin sobresaltos, que ya se encargaría septiembre de ponernos en nuestro sitio. Siempre nos quedará París, como concluía Casablanca y esperemos que no arda, como se preguntaba la novela, luego convertida en película por René Clement, de Dominique Lapierre y Larry Collins: ¿Arde París?. Lo cierto es que hasta las apacibles y veraniegas olimpiadas han venido cargadas este año de polémicas informativas: el desfile por el Sena que ha privado a los deportistas de la tradicional entrada en el estadio, la pasta que se ha llevado Celine Dion por cantar una canción, o la extravagante representación de la "Última Cena" en la jornada inaugural. De manera que veremos si al final de las olimpiadas siempre nos quedará París como remanso de paz informativa en verano y un buen motivo para sestear un buen rato mientras se celebran las pruebas de atletismo o los partidos de hockey sobre patines, pongamos por caso

Nos adentramos en agosto como con la casa sin barrer y en pleno desorden. Nadie sabe lo que puede pasar en un mes en el que tradicionalmente todo era paz y sosiego y un cruzar los dedos para que no hubiera muchos incendios, siempre atroces y devoradores. Ahora, según nos las gastamos, igual termina agosto y no sabemos ni en que país vivimos, nos han convocado elecciones, ha dimitido el gobierno en pleno, o hasta ha cambiado el régimen político, que el fiscal va camino de ello, vaya usted a saber. Y eso solamente pensando en España, donde habría que decir a los políticos que nos dejen un poco en paz, que nos dejen descansar como merecemos, que ya bastante trasiego tenemos en los otros once meses del año, que se dice pronto

En Castilla-La Mancha, sin embargo, las cosas siguen transcurriendo por los carriles más tradicionales, y nos vamos a agosto como con los deberes hechos y recogiendo con calma desde finales de Julio, algo que parece increíble visto lo que estamos viviendo. Aquí nos vamos al estío agosteño con una reforma del estatuto de autonomía consensuada entre los dos grandes partidos, como si en nuestra aldea gala nos empeñáramos en vivir los veranos planicie de toda la vida, como debe ser realmente, como Dios manda, un agosteo en condiciones, y aquí paz y después gloria