Unos valencianos enseñaron el oficio de panadero al padre de Francisco Palomino. En plena Guerra Civil, nacía el caldo de cultivo de la dedicación de toda una vida. Años después de la contienda y siendo un niño, este vecino de Consuegra se despertaba a las 3 de la madrugada para ayudar a su progenitor en la elaboración del pan, antes de acudir a las clases. Desde los 12 años hasta su jubilación en 2023, el panadero de la localidad manchega vivió entregado a su quehacer. La semana pasada, toda la maquinaria, en perfecto estado, viajó a Massanassa para reconstruir la panadería arruinada de un compañero por la DANA del 29 de octubre de 2024.
«Ni me lo pensé. No me hizo falta ni que me lo pidieran», explica a este diario Francisco. Agapito del Álamo, un vecino de Consuegra volcado desde la tragedia en ayudar al pueblo valenciano, ha servido de enlace para localizar algún panadero interesado en la maquinaria, valorada en decenas de miles de euros.
Del Álamo se lo comunicó a su vez a una voluntaria de Illescas, quien localizó a un panadero de Massanassa, Pedro, que había perdido su equipo en la terrible riada. Una batidora, una refinadora, el tren de laboreo compuesto por una pesadora, una cámara de reposa y una formadora viajaron el jueves pasado de Consuegra a la localidad valenciana. Al día siguiente, estaba instalada ya en el horno de San Miguel de Massanassa gracias a Agapito del Álamo.
Pedro se desplazó a principios de año a Consuegra a comprobar el estado de la maquinaria. Allí conoció a Francisco, con casi 60 años de dedicación al mismo oficio.
Francisco quería donar hasta el horno, pero la necesidad del desmontaje y el montaje no hacía viable el esfuerzo del traslado. Todo el equipo, incluido el horno, está valorado en unos 70.000 euros. «Como me jubilé, ya no me hace falta», razona este panadero retirado, quien recordaba la inundación ocurrida en Consuegra en 1891 como un acicate para esta donación.
Por entonces, una riada del río Amarguillo mató a 359 paisanos. La generosidad de los españoles ayudó a reconstruir el pueblo de la Mancha toledana. Una circunstancia trágica similar a la vivida en los municipios cercanos a la ciudad de Valencia el 29 de octubre de 2024, con más de 220 muertos y destrozos incalculables.
En esta cadena de favores, resulta excepcional también la entrega de Agapito del Álamo, el consaburense currante del aluminio y el PVC que ha capitaneado desde la tragedia la numerosa ayuda enviada desde Consuegra, en una suerte de devolución a España de esa ayuda que llegó desinteresadamente a finales del siglo XIX.