Los empresarios del parque de la Vega ya conocen la decisión del Ayuntamiento sobre las obras de reforma y su futura ubicación, y no es la decisión que esperaban. Porque ya desde la anterior legislatura, los seis empresarios de los siete negocios allí existentes llevan reclamando poder mantener su espacio actual. Pero al final, no será así.
Dos de las cuatro terrazas irán al interior del parque, abandonando así su tradicional espacio en la calle Cardenal Tavera, en la entrada al Casco histórico. Fuentes municipales afirman que la decisión sobre qué locales serán los que se desplace todavía no está tomada, que dependerá de criterios técnicos. La actuación dotará a los cuatro negocios de un nuevo quiosco más moderno y ellos tendrán que amueblarlo. Mientras tanto, los dos encurtidos parece que se trasladarán a la ubicación de las terrazas que se desplacen. Y todavía no está claro qué pasará con los caballitos, aunque parece que sí podrán quedarse en su espacio.
Ricardo Vicente, propietario de El Parque, se lamenta porque «nosotros no queremos ir dentro, no lo vemos ni lógico, ni justo, ni sabemos por qué lo hacen». El hostelero recuerdan que desde la anterior legislatura están intentando convencer al Ayuntamiento para quedarse todos en su actual ubicación y ahora advierte de que «no nos han hecho caso cuando dijimos que no queríamos que nos cambiaran los quioscos, no nos han escuchado».
Los meses de cierre. En lo positivo, la edil de Parques y Jardines, Loreto Molina, ha comunicado a los empresarios que el Ayuntamiento va a intentar comenzar la obra a partir de mediados de mayo, por otras zonas, para que ellos puedan mantener los negocios abiertos durante la temporada de verano el máximo tiempo posible «y que nos perjudique lo menos posible a los negocios».
El problema, apunta Vicente, es la falta de alternativas para los meses siguientes. El Ayuntamiento no les ha ofrecido otra opción para poder abrir durante el tiempo en el que no lo puedan hacer en la Vega. El hostelero apunta que esto supondrá un problema no solo para los propietarios, porque «yo tengo cuatro trabajadores fijos, por no hablar de los eventuales, que pertenecen a cuatro familias que viven de su sueldo», y no sabe cómo podrán mantenerse. Él podrá vender algún bien de mala gana para poder subsistir esos meses. Pero se preocupa por la situación de sus trabajadores y mucho se teme que se tendrán que buscar otro trabajo, «no nos dan ninguna alternativa».
Por su parte, los caballitos van a abrir estos Carnavales y la idea de Inés Tordesillas es mantenerse en marcha todo lo posible. Será como mínimo hasta mediados de mayo. Aunque su esperanza es que pueda ser algo más. Han solicitado al Ayuntamiento desde hace más de un año poder trasladarse a algún otro parque de la ciudad una vez que la obra llegue a su espacio, pero de momento el Consistorio no se ha pronunciado.