La propuesta que ha lanzado el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para el tramo de urbano del AVE Madrid-Lisboa en Talavera dará un cambio radical al norte de la ciudad, marcado hasta ahora por la barrera de la vía del ferrocarril, en una zona altamente degradada. La elevación del trazado generará dos kilómetros de espacios verdes, que, en contra de lo que ocurre ahora, conectarán ambos lados de las vías. Se trata de una propuesta, presentada el día 16 por el secretario de Estado de Transportes, José Antonio Santano, que viene a desbloquear el proyecto, con la inminente publicación del estudio informativo que salió por primera vez a información pública hace justo cuatro años.
La propuesta actual avanza sobre la solución para el tramo urbano, que entonces se planteaba como variante del actual corredor ferroviario. Pero no será así. La línea de AVE discurrirá por las vías actuales, en proceso de electrificación con un tratamiento similar al de las líneas de alta velocidad, lo que supondrá ya un avance.
La solución ofrecida por el Ministerio de Transportes difiere de la que se ha venido reclamando en la ciudad, desde la que se ha venido abogando por el soterramiento de las vías, tanto desde instancias políticas como sociales. La propuesta es, en realidad, la opuesta, ya que contempla la elevación de las vías y la intervención sobre un tramo urbano de 2 kilómetros, desde la calle Paralela hasta la rotonda de la CM-5100.
Sin embargo, el resultado puede aproximarse a lo que se esperaba con el soterramiento, porque el Ministerio garantiza la permeabilidad de las dos márgenes de la vía, a través de la elevación de las mismas. De hecho, las recreaciones visuales que maneja Transportes, a las que ha tenido acceso La Tribuna, muestran claramente esa comunicación.
Se hará a través de amplias zonas verdes que flanquearán el trazado, pero que también se habilitarán en las zonas de paso que se habilitarán por debajo de la línea. No se trataría, por tanto, de pasos subterráneos al uso, sino de áreas completas y extensas de hasta 45 metros de ancho. Ese sistema se aplicará para permitir el acceso a los andenes de Alta Velocidad y, explicaba Transportes, «se desarrolla en este punto un nuevo paso de ciudad bajo la traza que conectará ambos lados, eliminando el efecto barrera y creando un eje urbano». El mismo método se aplica en otros tres puntos más a lo largo del recorrido. Todos permiten el paso peatonal y dos de ellos también el tránsito de vehículos. Esto último ocurre en el cruce con la CM-5100, bajo el que se integra el paso de vehículos y peatones. «El conjunto de pasos quedará entrelazado a lo largo de ambos bordes de la línea, por caminos en los que destaca la presencia de zonas verdes», una dinámica que se replica a lo largo de los dos kilómetros de la intervención.
Además, la estación no se desplazará. Si en el estudio informativo inicial se contemplaba la construcción de una estación a unos 500 metros de la actual, que se mantenía como zona comercial, ahora se opta por utilizar el recinto histórico, que crece y se ensancha en dirección a la zona de la carretera de Segurilla.
De esta forma, la futura estación del AVE estará a apenas diez minutos caminando del centro de la ciudad y de la Estación de Autobuses, en una propuesta totalmente urbana, que despeja cualquier duda sobre el desplazamiento de las instalaciones a zonas alejadas.
Mirando a 2030.
Junto a la solución urbana, son importantes los plazos. El Gobierno ve hoy posible que el AVE llegue a Talavera en 2030, una fecha que se había venido barajando por la coincidencia con el Mundial de Fútbol que impone la necesidad de conectar las dos capitales ibéricas por alta velocidad, pero que era difícil ver como una posibilidad real dado el estancamiento del proyecto
Solo los avances podrán diluir el escepticismo en torno a ese horizonte temporal, sobre todo teniendo en cuenta los antecedentes de un proyecto que empezó a dar pasos burocráticos en el año 2000. No ayuda que casi 25 años después se esté todavía cerca de la casilla de salida, después de dos estudios informativos e, incluso, de anuncios de licitaciones de obra que nunca llegaron a adjudicarse.
Lo que sí parece cerrado son los tiempos de trayecto. Serán de 55 minutos entre Talavera y Madrid, y de 62 minutos para los trenes con parada en Toledo, que no serán todos. El Ministerio de Transporte ha rebautizado lo que hasta ahora se ha venido conociendo como trenes lanzadera como «Cercanías de Alta Velocidad». Serían expediciones independientes de los trenes internacionales a Lisboa, que empezarían en Madrid y acabarían en Talavera, o viceversa.
Con independencia de la solución del paso por Toledo, más compleja que en Talavera, aunque también adelantada la semana pasada por el Ministerio, los tramos de ambas ciudades se han separado en dos subtramos. Eso supone que el de Talavera podría ejecutarse, al margen del ritmo que lleve en Toledo y entrar en servicio con Madrid, de producirse un eventual retraso en el trazado capitalino.