El día que cumplió cien años, Leoncio pudo conocer por fin las historias de su pueblo, Villaescusa de Haro, durante la guerra. 'De la República y la guerra. Memorias de un pueblo en zona republicana' es el título del libro que Luz González Rubio pudo escribir a partir de las historias que le contaron personas como Leoncio. Él fue el último superviviente de la guerra en el pueblo y el único que pudo conocer este «un microcosmos que refleja toda la geografía de la guerra». Desde entonces, González Rubio ha preferido no volver a presentar en Villaescusa este trabajo, porque a pesar de que ha tratado de no herir sensibilidades, sigue siendo tabú. Sí lo presenta en otros lugares de España, como Toledo, donde llegará mañana jueves por la tarde a la Divergente, desde las seis y media, de la mano de las Mujeres de Negro contra la Guerra.
'De la República y la guerra. Memorias de un pueblo en zona republicana', recientemente republicada por la autora en Amazon, es una recopilación de relatos de gentes de Villaescusa de Haro, una pequeña población de Cuenca, que estuvo hasta el final de la guerra en zona republicana. Influida por el libro 'Buenas gentes en tiempos del mal', González Rubio cuenta allí las historias de republicanos durante la guerra, actos de amistad y de bondad en medio del drama; la historia de maquis, del vecino que estuvo en Brunete, del que después se marchó a la División Azul o de un vecino que estuvo trabajando después en La Marañosa, donde se hacían las armas químicas para Hitler. Hay también historias de mujeres, además de las pocas que participaron en el conflicto armado, la mujer del preso, la madre a la que le matan los hijos en el frente, la novia que pierde el novio con el que se iba a casar, o la que se queda para vestir santos porque él está en la cárcel o en el exilio.
Orígenes. El interés de González Rubio por la guerra comenzó en los años setenta, de la mano de un viejo socialista, Luis Pinedo. Él le llevó a ver a Maceo, un dirigente comunista, padre de la única miliciana que había habido en el pueblo. Se había quedado ciego y estaba siempre pegado a su radio esperando comunicación de «los suyos». Con él escuchó por primera vez, con el misterio y la excitación de lo clandestino, Radio Pirinaica. Maceo había sido comisario político de toda la zona de Belmonte, reclutaba a los milicianos y sobrevivió gracias al aval de curas a los que había salvado la vida a su vez. Lamentablemente, por entonces la autora no tomaba notas, solo le quedan los recuerdos.
Empezó a tomarlas cuando se dio cuenta del gran valor que aquellos testimonios tenían, sobre todo por la disparidad de la información que aportaban respecto a la versión oficial de los hechos que se daba durante el franquismo. González Rubio tuvo la suerte de tener cerca a personas que se atrevían a hablar con ella de lo que nadie, entonces, hablaba en voz alta.
Luz González Rubio es licenciada en Ciencias de la Información y Filología Hispánica, y tiene cursos de Doctorado en Lingüística Aplicada y Arte contemporáneo. Trabajó como periodista en distintos medios de comunicación y como cooperante en programas de desarrollo dirigido a mujeres en Nicaragua y Colombia. Ha sido profesora de Lengua y Literatura en Madrid, Chicago, y Amsterdam.
Ha publicado seis novelas, amén de libros de relatos y ensayos. Ha ganado los premios Narrativa Cuenca histórica 2014 por 'La casa de las conversas'; Dulcinea de narrativa 2019, por 'La gruta de Diana'; y Relato corto Pérez Taybili, 2015. Pertenece a la Red Internacional de Mujeres de Negro contra la guerra.