Alrededor de la muralla toledana hay hoy barrios consolidados. Pero durante muchos años, al menos hasta el final de la Edad Media, amplias zonas alrededor del Casco histórico, como toda Santa Teresa, Reconquista, la zona de la plaza de toros o San Antón fueron amplios cementerios, invadidos a partir del siglo XX por la ciudad.
Lo arqueólogos Sergio Isabel, autor del blog de divulgación sobre el Patrimonio toledano más olvidado, Galbos y Glosas, y Aicha Fernández, especialista en antropología física y divulgadora del Islam, su cultura y su patrimonio, han comenzado a estudiar y explicar los cementerios de la Edad Antigua y medievales que había en Toledo fuera de las murallas. Sus proyectos buscan indagar en el Patrimonio menos conocido y al tiempo crear alternativas culturales, que también se pueden aprovechar por el turismo, fuera de las murallas, para quitar la presión de los visitantes en la ciudad.
Fernández e Isabel han retomado tras el verano estas rutas por el paisaje funerario, en las que tratan de relatan a sus acompañantes el exterior de las murallas de Toledo en época medieval, prácticamente un gran cementerio al norte del Casco, entre Santa Teresa y San Antón.
Santa Teresa y San Antón fueron grandes cementerios medievales - Foto: Yolanda RedondoSu estudio y sus rutas abarcan un recorrido cronológico desde los cementerios romanos, época tardoantigua y medieval, en este caso, cristianos, judíos e islámicos, en el que destacan estos últimos por su número. Pero en el fondo muchos enterramientos están relacionados entre sí. Lo bueno de su investigación es que todavía hay muchos enterramientos preservados, lo malo es que no se conoce. En otras zonas, los edificios ya lo han tapado todo y hay que utilizar mucho la imaginación para ver cómo fue todo. Afortunadamente, quedan informes e imágenes e incluso tumbar visibles, como las del entorno del Quixote CREA.
Las fosas en ruta. La explicación cronológica de Isabel y Fernández comienza en época romana. Por entonces, los cementerios estaban en torno a los caminos y vías de comunicación, siempre fuera de las ciudades. Y como había una vía que pasaba por Santa Teresa hacia la ciudad, allí se produjeron múltiples enterramientos, como quedó de manifiesto durante la construcción de 'Los Bloques', durante la que se encontraron varios sepulcros de plomo.
Los enterramientos tardoantiguos tienen representación por su parte en el entorno de la ermita del Cristo de la Vega. Por la zona, y hasta Recaredo, hay varios campos cementeriales de diferentes épocas, desde el siglo V al VI, con la llegada de los visigodos, así como otro del siglo XI, posterior a la toma cristiana de Toledo.
A partir del Circo Romano hay por allí también campos musulmanes. Algunas zonas de enterramiento de aquella época están entre el Circo-Reconquista y paseo de los Canónigos. El otro gran cementerio musulmán estaría entre Tavera y plaza de Toros y la avenida de San Eugenio, así como toda la bajada de General Villalba. A medida que ha ido creciendo la población, estos cementerios se han reutilizado por los cristianos. Otros se han destruido por obras modernas.
Finalmente, los restos judíos, estudiados por Ruiz Taboada, están por el instituto Azarquiel hacia el parque de las Tres Culturas. Los judíos, apunta Fernández, se entierran lo más lejos posible de la ciudad, en busca del descanso eterno. De ahí que estuvieran por Azarquiel, por entonces un espacio virgen de descanso, alejado del Casco. Buscan espacios que nunca se han utilizado antes para nada y por ello hacen tumbas muy profundas. Queda constancia de que los reyes católicos autorizaron la utilización de las piedras de estas tumbas como cantería. Pero a pesar del expolio superficial, quedó la parte más profunda de las tumbas a salvaguarda.