Carlos Martínez Gil invita a «perder el miedo» al repertorio musical del XVI

C. M.
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El musicólogo toledano participó en un mesa redonda en la que se trataron de aportar las claves para unir el mundo de la música de la época del Greco y el de la docencia

La mesa redonda ‘La música del siglo XVI en la enseñanza’ integrada en la actividad ‘El Greco, una experiencia educativa’ se encargó de abrir el ciclo. - Foto: David Pérez

Con la gratificante labor de poner en común los puntos de vista y las experiencias vividas por las personas que se dedican a la música y a la docencia, el Centro Regional de Formación del Pofesorado reunió al musicólogo Carlos Martínez Gil, a los docentes Eva Esteve, Víctor Pliego, y al contratenor del coro de la Catedral de Winchester Richard Lowell Childress, en torno a la mesa redonda ‘La música del siglo XVI en la enseñanza’ integrada en la actividad ‘El Greco, una experiencia educativa’.

Así, y con la intención de «exponer la unión de dos mundos que son difíciles de conciliar», Martínez Gil y sus compañeros trataron de encontrar soluciones destinadas a promocionar el repertorio de la música en la época del Greco. Labor complicada de establecer porque el común de los mortales considera que este tipo de repertorio «es elitista y, por lo tanto, inalcanzable para cualquiera que no sea un profesional de la música». Un punto de vista por el que se transita «muy mal» ya que, apreció este especialista en los fondos musicales de la Catedral de Toledo, «de la misma manera que cualquiera es capaz de disfrutar, valorar y entender la pintura del Greco o de otro pintor en un museo, también se puede disfrutar la música de esa época de la misma forma».

Con este deseo, pero sabedor de que hay que «luchar contra muchos prejuicios difíciles de romper» y de que «las administraciones tampoco ayudan», Martínez Gil consideró que la posibilidad de poder debatir públicamente sobre este asunto a «una oportunidad para dar a conocer este repertorio y evidenciar que cualquier persona puede disfrutar de él». Para ello es recomendable romper estas barreras y «perder el miedo» a esta música que «no es que no guste», sino más bien que no es conocida y ante la que se suele decir que «como no se entiende no se escucha».

No ocurre lo mismo en países como Francia, Holanda, Inglaterra o Alemania, lugares en los que «esto no se cuestiona ya que simplemente gusta o no gusta» por formar parte de «una cultura general que aquí no está asumida».

De hecho, en el ámbito nacional se «trata de hacer competir este repertorio con el más comercial y mayoritario», estrategia que no debería seguirse como hasta ahora porque se insta a pensar que «si te gusta la música que está de moda no te puede gustar este repertorio». De ahí que la música de este tiempo se vincule a «un determinado tipo de personas comprendidas entre ciertas edades».

Con estos mimbres y sin perder de vista la realidad social y educativa a la que se enfrentan los docentes de música, Carlos Martínez Gil fue tajante al afirmar que «los profesores de música de conservatorios, institutos y escuelas estamos haciendo todo lo posible». Como muestra adelantó que el Conservatorio de Música de Toledo «ha implantado este año una nueva asignatura, Investigación Musical, que integra en la propia educación de los músicos un repertorio que estaba excluido de la formación habitual».

En este punto recordó que en los conservatorios generalmente «se empieza a partir del siglo XVIII y se ignora que todo el repertorio anterior», algo que no parece procedente porque «lo que se trabaja es heredero de todo lo que se hizo en siglos anteriores». Por ello, se declaró partidario de que «la educación de un músico debe tener ancladas esas raíces para comprender y profundizar mucho mejor en el repertorio» para lograr, a partir de ahí, «que toda la comunidad musical empecemos a valorar la música sin fronteras y empezar, así, a saber difundirla mucho mejor en la sociedad».