El Casco Histórico podría contar con un nuevo proyecto hotelero a corto plazo si sale adelante el Plan de Reforma Interior (PERIM) planteado por el Arzobispado para un inmueble de su propiedad situado en el callejón del Vicario número 3 que se encuentra sin uso y en mal estado de conservación.
El proyecto pasó hace unos días por la Comisión de Planeamiento de camino al periodo de información pública obligatorio para este tipo de figuras urbanísticas. El objetivo es conseguir un cambio de uso para que el inmueble del Arzobispado pase de uso dotacional a terciario hotelero con la intención de rehabilitar su inmueble y explotarlo como un hotel con diez habitaciones.
Si bien, el Perim también abre la puerta a otro posible uso, el extrahotelero, «siempre que lo permita la normativa de planeamiento general», como indican en la documentación presentada, con la intención de convertir el inmueble de 417.05 metros cuadrados de superficie útil en un edificio de apartamentos turísticos. No obstante, la normativa está en el aire porque la modificación puntual número 32 del Plan General del 86 todavía no ha salido adelante y las licencias para uso turístico que tiene que otorgar el Ayuntamiento están en suspenso en estos momentos.
El abandono y el estado del edificio justifican en parte el proyecto de rehabilitación. El inmueble, que data de 1.900, aunque parte del mismo es de 1.500, fue usado como cárcel hasta finales del siglo XIX. También hace unos años se utilizó como espacio de reuniones de grupos parroquiales y como sede de cursos de formación, gracias a su uso dotacional de equipamiento de tipo social y recreativo, pero en estos momentos el estado del inmueble es delicado y mantiene zonas apuntaladas para evitar posibles derrumbamientos.
La iniciativa del Arzobispado busca rehabilitar ese inmueble, con protección parcial en el Plan Especial del Casco Histórico (PECHT), «para que sea habitable de nuevo con un uso sostenible que permita hacer frente al coste de la rehabilitación». En este sentido, el PECHT sí permite acondicionar edificios con nivel 'P' siempre que puedan destinarse «a usos de equipamiento u hotel con respeto riguroso a la morfología y preservación del edificio».
Además, el inmueble presenta una buena ubicación, ya que linda al norte con la hospedería 'Casa Cisneros', a pocos metros del entorno de protección de la Catedral, y comparte emplazamiento con inmuebles de carácter dotacional, religioso, administrativos, comerciales y hoteleros.
Según figura en el anteproyecto presentado, se plantea una rehabilitación y reforma entera del edificio, con el objetivo de distribuirlo en diez habitaciones, o estudios en caso de que finalmente sean viviendas turísticas, de las cuales tres de ellas se situarán en la planta baja, cuatro en la planta primera y tres más en la planta segunda.
Sin embargo, el proyecto hace necesario proyectar un ascensor hidráulico para hacer accesible el inmueble, si bien, ni es visible desde la calle ni obliga a modificar la fachada. Además, está previsto rehabilitar y mantener la fachada principal y la disposición del patio interior, pero será necesario sustituir los forjados debido a su degradación.
Respuesta municipal. El informe de Urbanismo realiza una serie de consideraciones al Perim presentado para que se ajuste por completo a la normativa. En este caso, el proyecto asegura que mantiene el volumen edificado, con lo que no hay intención de incrementar la edificabilidad, pero el cambio de uso solicitado «produce un incremento del aprovechamiento, por lo que el Perim debe tener en cuenta las cesiones.
Al respecto, resulta imposible materializar las cesiones tomando parte del solar, con lo que la única posibilidad es acudir a la compensación monetaria sustitutoria, estableciendo el valor de 381,62 euros por metro cuadrado, con lo que el Arzobispado tendrá que compensar al Ayuntamiento con 32.727 euros.
Urbanismo informa favorablemente el Perim porque cumple con el planeamiento general y con la normativa recogida en el Plan Especial del Casco Histórico (PECHT). Si bien, los técnicos municipales no entran a valorar si se puede establecer un uso extrahotelero, una de las posibilidades que se barajan, para convertir el inmueble en apartamentos turísticos. No obstante, se obliga al promotor a la obtención del informe favorable de la Consejería de Cultura, competente en todo lo relacionado con el patrimonio histórico.