El diputado del grupo municipal IU-Podemos, Txema Fernández, ha elevado al Pleno municipal un ruego para conocer qué «pasos» se están dando desde la administración municipal para adecuar tanto la TO-20 como la TO-21 a su realidad de vías urbanas.
El representante de la izquierda en el Ayuntamiento de Toledo ha recordado la condición de «calle» de ambas carreteras, una circunstancia que obliga a establecer un límite de velocidad de 50 kilómetros a la hora o inferior. Además, dado que ambas vías discurren próximas a zonas residenciales, los ruidos se han convertido en una realidad que afecta a decenas de vecinos de la ciudad. Fernández ha recordado que el Consejo de Participación del Distrito Norte ha acordado diversas mociones en diferentes sesiones relativas a este problema.
La TO-20 parte de la A-42, la autovía que comunica Toledo con Madrid, y finaliza en la N-403, la carretera de Ávila. En sus escasos 1,2 kilómetros de trazado, que pueden recorrerse a una velocidad máxima de 70 kilómetros por hora, discurre paralela a la zona alta de Buenavista. Unas mamparas protegen a estas viviendas de la contaminación acústica.
En el caso de la TO-21, una carretera de unos 10 kilómetros de extensión, los principales afectados por ruidos son los vecinos de las urbanizaciones de La Legua y Vistahermosa. Para ambas vías se ha propuesto su conversión en bulevares, aunque la idea no se ha llevado a cabo aún.