Es una verdad universalmente conocida que en los pueblos se come bien. Muestra de ello dan los restaurantes de zonas rurales de la región condecorados con los 'broches grastronómicos', una distinción que en los últimos años concede la Academia de Gastronomía de Castilla-La Mancha. Ya son 45 los restaurantes que están en este Olimpo de la gastronomía rural, con cinco incorporaciones nuevas nada más arrancar 2025.

Han sido 36 los que se han presentado a la última convocatoria y cinco los elegidos, uno por provincia: 'El Segoviano' de Alcadozo, 'Villa Isabelica', de Aldea del Rey; 'La Cabaña de Alarcón', de Alarcón; 'El Rincón de la Espe', de Albalate de Zorita y 'Sartenilla' de Las Ventas con Peña Aguilera. La entrega de estos 'broches' se hará el próximo lunes en Aldea del Rey. 

El presidente de la Academia de Gastronomía, José María San Román, explica que se ha valorado la calidad de la cocina, que tenga unos precios ajustados y todo lo que hacen estos restaurantes por mantener la actividad y la población en estos municipios pequeños. Es más, comenta que en la mayoría de los casos los restaurantes solo abren de viernes a domingo, que es cuando pueden tener clientela. "Cuando en un pueblo se cierra un bar, normalmente se cierra un pueblo", esgrime San Román, "y pretendemos que no se cierre ningún pueblo en Castilla-La Mancha". 

Además este año van a reconocer a cinco ayuntamientos por su promoción de la gastronomía local, que son Lezuza, Fernán Caballero, El Provencio, Brihuega y Layos. También otorgarán dos distinciones especiales a los pueblos más afectados por la DANA, Letur y Mira. Avanza que están pensando organizar un acto con los chefs y restaurantes ya premiados de los broches gastronómicos en apoyo a estas dos localidades.

El consejero de Agricultura, Julián Martínez Lizán, comentó que con los 45 broches gastronómicos que ya hay repartidos por la región "ya se puede hacer una ruta importante". Además valora que estos restaurantes de pueblo son fundamentales para el turismo rural y también para promocionar los productos de la tierra. "Cada vez más grandes cocineros quieren instalarse en los circuitos de cercanía, con productos que tengan esa posibilidad de tener marcas de calidad bajo su refrendo", explica. En Castilla-La Mancha ya hay cuarenta figuras de calidad reconocidas como denominaciones de origen o indicaciones geográficas protegidas. Todas están amparadas con la marca de productos agroalimentarios 'Campo y Alma'. "No nos conformamos y queremos seguir avanznado en nuevas figuras de calidad", avanza. También se compromete a seguir apoyando desde la Junta esta iniciativa de los broches gastronómicos de la Academia. 

Los premiados

'El Segoviano' en Alcadozo. El plato estrella es el cochinillo. Perfecto para ir con la familia.

'Villa Isabelica' en Aldea del Rey. Destaca por sus sabores manchegos y también por las vistas al Campo de Calatrava.

'La Cabaña de Alarcón' de Alarcón. Van muchos artistas y cada mes exhiben una obra itinerante

'El restaurante de la Espe', en Albalate de Zorita. Lo definen como un restaurante de "gran calidez y gran calidad", rodeado de naturaleza. 

'Sartenilla', en Ventas con Peña Aguilera. Su especialidad es la cocina casera y la caza. También por aquí pasan muchos famosos

Ayuntamientos reconocidos

Lezuza. Destacan recetas como los gazpachos machegos, gachas, pisto, asadillo o mojete. El calendario está marcado por la recogida del azafrán y la matanza del cerdo.

Fernán Caballero. Ya en 1896 implantó un concurso de gastronomía. Hoy en día destaca su tradicional concurso de calderetas. Desde hace seis años celebran jornadas gastronómicas.

El Provencio. Es un pueblo ligado a la tradición vinícola y al enoturismo, con visitas, catas y congresos. La antigua bodega de Nuestra Señora del Rosario se ha reconvertido en hospedería. 

Brihuega. Es muy conocido por el cultivo de la lavanda, pero en la gastronomía resalta su cocina de raíces alcarreñas, con influencia manchega y árabe. Aquí se comen judías con orejas, cabrito y cordero asado o ancas de rana.

Layos. Es un pueblo al que hay que ir para comer su pan y su cocido (se sigue haciendo el soterrado o adafina, de la tradición judía).