Mientras la DANA ha provocado fuertes inundaciones en algunos puntos de España, el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel pide agua. No ha llovido lo suficiente para que los Ojos del Guadiana vuelvan a brotar. Lo hicieron por última vez en el periodo húmedo 2013- 2016, cuando llevaban 30 años sin rebosar agua. Para Alberto Fernández, de WWF, en ellos se encuentra la «clave» para que el humedal vuelva a vivir y salga de la UCI, donde se encuentra desde hace unas semanas con tan solo 62 hectáreas encharcadas, lo que significa solo el 3,58% de la superficie inundable. Y es que, «la estabilidad de Las Tablas se debía a que había un aporte continuo de 80 hectómetros cúbicos al año desde los Ojos del Guadiana, la fuente que da estabilidad al volumen de agua en el parque nacional». Y ese aporte, ha desaparecido», lamenta.
Para él, el futuro no es nada halagüeño, ya que existe «un gran déficit» de agua subterránea del Acuífero 23, en el Alto Guadiana, que engloba las masas de agua subterránea Mancha Occidental I, Mancha Occidental II y Rus Valdelobos. Se trata de la enorme bolsa de agua que subyace en la llanura manchega y se encuentra sobreexplotado. Necesitaría -dijo-1.800 hectómetros cúbicos para que los Ojos del Guadiana volvieran a manar, lo que significaría «llenar 1.800 veces el acuífero con toda el agua que cabe en el Santiago Bernabéu».
Asegura que la situación se debe a la «constante extracción de regadío», que ha provocado que el acuífero se vaya vaciando tras una bajada constante de algo más de metro y medio al año o, lo que es lo mismo, entre 150 ó 200 hectómetros cúbicos menos anuales. Es una muestra de que «se está sacando más agua de la que entra» y, «de continuar así, no habrá agua», apunta Rafael Ubaldo Gosálvez, miembro de Ecologistas de Acción y del Patronato de Las Tablas.
Pozos de emergencia. El humedal está «seco» y «no tiene capacidad para mantener el agua que se le deriva de los trasvases y los pozos de emergencia porque la absorbe enseguida». Se han activado en varias ocasiones desde 2020, la última vez en diciembre de 2023. Gosálvez va más allá y asegura que para salvar Las Tablas se necesitarían más de 800 litros por metro cuadrado en un año. «La misma cantidad que descargó la DANA en Valencia en un solo día», añade.
Ante esta situación, ambos exigen medidas «eficaces» que frenen la sobreexplotación del acuífero para salvar el parque nacional. Para ello, señala Gosálvez, la única solución pasa por «dejar de regar por encima del 50 por ciento», por lo que «el único trasvase que aceptamos es la derivación del regadío manchego a Las Tablas», enfatiza al tiempo que señala que desde Ecologistas en Acción se admite el uso de los pozos de emergencia «exclusivamente para humedecer la zona de riesgo de incendios», y ese es el objetivo que perseguía el Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN), dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), el pasado mes de diciembre, cuando se activaron los pozos ante la degradación de sus turbas, que podría dar lugar a su autocombustión.
Y es que, el incendio de turbas que se originó en 2009 ha sido el peor capítulo que ha vivido el parque, por lo que no es de extrañar que se quiera evitar a toda costa esa situación de autocombustión espontánea.
Falta de voluntad política. Salvador Sanchez-Carrillo, científico del CSIC, comparte la misma opinión. «La situación es crítica y hay que tomar medidas contundentes para mantener el agua, pero mientras el acuífero siga sobreexplotado continuaremos con esta situación eternamente». «No hay voluntad política», lamenta al tiempo que enfatiza que frenar el regadío es la única solución para sacar a Las Tablas de la UCI.
Todas las miradas se centran ahora en el Marco de Acción Prioritaria. El Gobierno de Castilla-La Mancha se comprometió a impulsar la creación de un grupo de trabajo que integra una comisión mixta y que tiene un solo objetivo: la recuperación del Parque Nacional de Tablas de Daimiel. Un plan que recoge diversas actuaciones para garantizar el volumen hídrico al humedal. Entre ellas, la reducción progresiva de las presiones de captación de agua subterránea implantando una zona de protección especial a través del plan hidrológico del Guadiana 2022-2027; la optimización de los consumos hídricos con la aplicación de programas de digitalización; el refuerzo de la vigilancia del ecosistema y la adquisición de terrenos colindantes al humedal al objeto de garantizar su protección medioambiental.
Para ello se han conformado tres grupos de trabajo que abordarán la escasez de recursos hídricos, la protección medioambiental del entorno natural y la relevancia de la actividad socioeconómica de la comarca, especialmente del sector agroalimentario. Tres grupos que han iniciado sus primeras reuniones para buscar una solución a los problemas de conservación del parque.
Como Doñana. El Marco de Actuaciones Prioritarias, sin embargo, no llega a convencer a las organizaciones agrarias y a los grupos ecologistas, que esperan que de ese documento se extraigan algunos acuerdos como los adoptados por el Ministerio de Teresa Ribera con los gobiernos andaluz y murciano para recuperar Doñana y el Mar Menor. «Si el marco se parece un poco a lo que se ha hecho en Doñana, ahí está la solución para Las Tablas», pues «estamos hablando de retirada de cultivos y recuperación del dominio público hidráulico». Pero el vicepresidente segundo de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, José Manuel Caballero, lo dejó claro hace unos meses y aseguró que esas medidas «no son extrapolables» a Las Tablas. «En Doñana estamos hablando de menos de 1.000 hectáreas, mientras el Alto Guadiana es una zona del entorno de las 300.000».