El Cobisa Futsal reclama mejoras inmediatas en su pabellón

J. M. Loeches
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Su entrenador, Quique Soto, lamenta la dejadez del Ayuntamiento de la localidad en una instalación que «no se ha tocado en 22 años»

El equipo cobisano cree que hay que mejorar el pabellón

En los próximos días, el Cobisa Futsal va a poner en conocimiento de sus socios la situación de deficiencia en la que se encuentra actualmente el pabellón Municipal de la localidad. Su técnico, Quique Soto, reconoce que es momento de reclamar algunas mejoras en la instalación ante el estado de dejadez del Ayuntamiento: «No se ha tocado en 22 años».

Desde su punto de vista, con el equipo segundo clasificado del Grupo 4 de la Segunda B, «el proyecto, el escudo, el club y los jugadores están muy por encima de la situación», y entiende que es momento de actuar ya.

De hecho, pone como ejemplo el derbi provincial disputado el pasado día 7 frente al Soliss AD Bargas FS, en el que se quedaron muchos aficionados fuera. Pero es que los que entraron sufrieron las continuas goteras que hay en las gradas cuando llueve. Además, hay filtraciones en la pista, que provocan que el firme esté resbaladizo, con el consiguiente riesgo que entraña. De hecho, el Cobisa Futsal se gasta dinero en multas por esta deficiencias que reflejan los colegiados en las actas de los encuentros.

Como añade Soto, «entendemos que han sido años complicados por la DANA, pero estamos denunciando estos problemas desde hace dos temporadas, y llevamos ya cinco en la categoría; se excusaban en los resultados, pero ya no es así».

El preparador también recuerda que se hallan en una situación continua «de tensión y espera» porque los arreglos no llegan, cuando se está viviendo «un momento histórico». Otras tareas que se deberían acometer pasan por el arreglo del marcador, que está estropeado, aunque, en verdad, lo más urgente es la ampliación de la grada, una demanda que parecía factible pero que tampoco cristaliza.

Asimismo, sigue existiendo un único acceso al pabellón para los equipos y para los aficionados, con la entrada a los aseos, mientras que no hay una entrada adaptada para discapacitados, «que tienen que ver el partido detrás de la mesa del árbitro», como recuerda el técnico.