La conmemoración del Día Mundial del Refugiado, efemérides establecida cada 20 de junio, resalta el papel del tejido asociativo en la acogida de la migración vulnerable que recala tanto en la ciudad como en el conjunto de la provincia. El circo romano de Toledo ha acogido una jornada festiva y reivindicativa que convoca al conjunto de la sociedad a mantener su espíritu solidario y al poder político a flexibilizar la normativa y agilizar los trámites relativos al estatuto de protección internacional.
La provincia cuenta con seis entidades específicas para la atención del colectivo. El pasado año, dispusieron de 400 plazas y llegaron a medio millar de refugiados, aunque las solicitudes en el territorio toledano se dispararon hasta las 4.000 personas. «No es mucho, está desajustado», apunta Sol Lahera, técnica jurídica de migración de Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL) en Toledo. Los «medios limitados» que disponen las entidades se complementan con la ayuda de los servicios sociales, los ayuntamientos y la Junta de Comunidades. La acción coordinada permite llegar a esos «espacios no cubiertos por los programas de acogida temporal».
Accem ofrece «la entrada y el acceso» de los refugiados al sistema de protección en la provincia, una estructura que incluye una propuesta habituales. Más allá de las personas que llegan a Toledo escapando de situación de crisis política o conflicto, hay «un montón de personas que están en una situación de extrema vulnerabilidad porque no tienen acceso al sistema», indica Lahera.
Los principales grupos de refugiados llegados a Toledo en los últimos meses tienen Perú, Colombia y Venezuela como principales países de origen. Más allá del ámbito iberoamericano, las personas procedentes de Mali y Senegal suponen otro de los grupos más numerosos. Se mantiene el goteo de llegados desde Siria y se prevé que en fechas venideras puedan acercarse palestinos ahora refugiados en Egipto. Los nuevos residentes mantienen un «perfil similar» al de años anteriores; aquellos que alcanzaron España hace siete u ocho años «se han integrado perfectamente».
Lahera subraya que la inserción y la inclusión social pasan «por el área laboral, por tener trabajo, algo que no siempre es fácil». Las organizaciones que trabajan con los recién llegados señalan la «particularidad» económica y geográfica de la provincia, un espacio que combina zonas urbanas y con oportunidades de empleo, y puntos despoblados y con escaso atractivo inversor. En general, las personas atendidas «se consiguen insertar bien», aunque un 70% de ellos «marcha de la provincia a lugares con más posibilidades de trabajo» pocos meses después de llegar.
DERECHOS. Las asociaciones reivindican «la estabilidad del sistema» y exigen «mejores condiciones» para la población refugiada, además de un compromiso público para «el reconocimiento de sus derechos y las posibilidades posteriores de tener una inserción adecuada en el territorio español», explica Lahera.
La celebración del Día Mundial del Refugiado en Toledo convocó a decenas de migrantes y a ocho entidades, tales Cruz Roja, Accem, MPDL, YMCA, Diaconía, Cáritas, Provivienda y Médicos del Mundo.