He vivido siempre convencido de que el mundo occidental, al que consideramos desarrollado y civilizado, estaba regido por sesudas mentes que escribían el guión del acontecer humano. Personas similares a lo que en Europa se conocen como "hombres de negro", que no permiten que la tramoya se desvíe de una línea bien estudiada y trazada de forma indeleble. Pensaba que permitirían alguna veleidad sin trascendencia pero nada más.
Esta idea estaba fundada en que realmente nunca pasaba nada en Occidente. Se pasaba de un gobierno conservador a otro progresista sin que realmente ocurriera nada trascendente. Lo único que diferenciaba al gobernante al mando del que lo iba a relevar, era el discurso. Lógicamente el que pretendía llegar prometía arreglar lo que peor funcionada en ese momento pero la reparación se hacía o se intentaba por cauces ortodoxos.
Con este sistema, Occidente gobernó el mundo y más que bien lo hizo progresar sin demasiados sobresaltos. Obviamente el mundo nunca fue un remanso de paz, pero durante muchos años, el mundo capitalista se aproximó a ello como nunca.
Pero esta "dolce vita" de que disfrutábamos nos hizo cómodos y débiles y nos instaló en la creencia de que los derechos humanos era algo que a los occidentales se nos daba por naturaleza, sin necesidad de luchar por ello y que el liderazgo económico lo teníamos por derecho propio, no por el esfuerzo que habían hecho las generaciones precedentes. En estas creencias comenzamos a fabricar excentricidades de todos los tipos: culturales, económicas, sociales, religiosas... sin reconocer límite alguno.
¿Creen que es casualidad que el país líder de esta cultura vaya a ser gobernado por un demagogo, déspota o por un pobre hombre, cuyo estado no le permite distinguir la mañana de la noche? ¿Es casualidad que la Gran Bretaña lo haya estado por un verdadero "pájaro loco" al que no se le pudo ocurrir otra cosa que separarse de la Unión Europea? ¿Creen que es casualidad que Francia esté condenada a pasar por el extremo, veremos si de derecha o de izquierda? ¿Creen que es casualidad que se mantengan gobiernos, como el de nuestro Pedro Sánchez, al que ya se le ha olvidado cuando fue la última vez que dijo una verdad?
Está claro que la sociedad occidental ha perdido el Norte. A base de artificios extraños, hemos olvidado hasta la Naturaleza y ya no sabemos ni mirar al cielo para encontrar la Polar. La prueba de ello es la inmensa preocupación que existe ahora por la posibilidad de que la extrema derecha se haga con el poder en Francia, como si eso no fuera consecuencia del poco miedo que nos ha dado de que las ideas de extrema izquierda hayan minado antes nuestra sociedad. ¿Somos tan simples que no entendemos que una plaga de ocupas (me niego a escribirlo con k) al final provocará grupos sociales violentos que los expulsará sin atenerse a norma ni procedimiento? ¿Somos tan simples que no entendemos que la inmigración irregular, sin método ni ley, nos acabará volviendo racistas?
Como efectivamente nos hemos convertido en una sociedad simple, simples son las soluciones que proponemos para estos problemas. Se quiere poner coto a un extremo sin ponerlo al otro, ¿En qué es mejor la extrema izquierda de Mélenchon que la extrema derecha de Jordan Bardella? Pensemos un poco, solo un poco…