«Mi hermana ha sido mi máximo referente, intento imitarla»

Guillermo Güemes
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Celia Toledo ganó en 2019 su primera medalla en un Mundial junto con su hermana Arantza. Cuenta la desigualdad que sigue existiendo en el deporte: «A los chicos más destacados les llevaban a un centro de alto rendimiento en Asturias. A nosotras no»

«Mi hermana ha sido mi máximo referente, intento imitarla»

Castilla-La Mancha es este 2024 Región Europea del Deporte. En La Tribuna queremos contribuir también con nuestro granito de arena a la conmemoración de este año y por eso hemos contactado con una treintena de castellanomanchegos vinculados con el deporte para que nos cuenten desde dentro cómo es su mundo y qué lecciones podemos sacar de su experiencia. A lo largo de este mes de junio podrán leer cada día los testimonios de deportistas de élite, de los que están empezando y de los que acaban de dejarlo, de quienes han sido olímpicos o paralímpicos y de quienes lo serán en solo unas semanas en París, de quienes son entrenadores, directores deportivos, guías o incluso seleccionadores.

«Mi hermana ha sido mi máximo referente, intento imitarla y acercarme siempre a ella»

No es de extrañar que Celia Toledo comparta la misma anécdota que su hermana mayor, Arantza Toledo: «Sin duda en 2019, mi hermana y yo ganamos nuestra primera medalla en un mismo Mundial», revela.

Era su primera competición internacional de gran alcance y reconoce que estaba «cagada de miedo». No esperaba «ni mucho menos» lograr subirse al podio, «hay chicas que las veía y decía: 'me van a comer con patatas'». Celia era la primera de las hermanas en competir, «el jueves», y su hermana cerraba el Mundial «el domingo». Finalmente, ambas consiguieron un bronce que las marcó para siempre.

Tienen una estrecha relación y así lo refleja la pequeña de las Toledo: «Mi hermana ha sido mi máximo referente, intento imitarla y acercarme siempre a ella». Una inspiración para seguir mejorando como deportista y como mujer. Critica que las dejen a ellas siempre «para después» en las carreras: «Se piensan que por ser mujeres vamos a ir más lento y he llegado a alcanzar a los chicos e incluso superarlos».

Otra «injusticia» que se une a la desigual oferta de oportunidades en el pasado, «a los chicos más destacados les llevaban a un centro de alto rendimiento en Asturias. A nosotras no», critica. La sociedad avanza despacio y ahora están empezando «a llamar a las júniors» para concentrarse en estos centros de atletas. «En los últimos años, han ido ganando visibilidad», tanto ellas como el deporte: «El piragüismo ha cambiado un montón, está empezando a sonar en los medios».

Cuenta que los deportes que están apartados del foco mediático lo tienen más difícil a la hora de conseguir ayudas y compaginar los estudios con su carrera profesional. La conquense viaja cada día que tiene que entrenar de Albacete, donde estudia medicina, a Cuenca para navegar las agua del río Júcar.

En el piragüismo también existen dificultades climáticas: «Más que la sequía lo más peligroso son las riadas», explica, «hay épocas en las que estamos dos semanas sin practicar porque hay riesgo de ahogarse». Tienen que surfear obstáculos e incluso llega a haber zonas de oleaje, debido al movimiento de las propias canoas. Su disciplina le encanta, es dura, hay que correr y volverse a meterse en el agua: «En la maratón hay mucho de estrategia», tiene que estar concentrada en todo momento para sortear las complicaciones que puedan llegar, vengan de dentro o de fuera.