«Recibir gol en la primera jugada del partido es la mayor irresponsabilidad que puede cometer un equipo». Mario 'Lobo' Zagallo, mito de los banquillos en Brasil que falleció el pasado 5 de enero, no solo dejó cuatro trofeos de campeón del mundo (dos como jugador, uno como entrenador y otro como asistente técnico), sino también un buen análisis de por qué el Barcelona cabalga a remolque prácticamente toda la temporada: entra al campo de forma irresponsable.
El equipo de Xavi dijo adiós el pasado miércoles al segundo trofeo del curso. Ya se había despedido de la Supercopa a mediados de enero y esta semana mordió el polvo en San Mamés. Las crónicas hablaron de la exhibición de los Williams, de lo cerca que estuvo el Barça de asaltar la 'Catedral' de haber estado Yamal un poco más acertado, del futuro que hay en los chicos de 'La Masía'… pero a nadie se le escapa que los culés se llevaron el primer gol del encuentro a los 36 segundos.
La irresponsabilidad tiene tres vertientes. La primera, que todos los jugadores del bloque catalán estaban en su campo, ya que el Athletic fue quien sacó de centro: no fue la típica acción de perder la pelota y ver la defensa desguarnecida -a pesar de que sí hubo una pérdida, de Lamine Yamal, pero fue en campo propio-. La segunda, que si algo habían hablado los futbolistas azulgranas (como cada equipo que visita San Mamés esta campaña en la que los 'leones' vuelan y muerden a partes iguales) es que los arranques de partido son brutales y la presión de los primeros instantes, asfixiante. Y la tercera, que el Barça es reincidente: son ya tres choques este curso en los que encaja sin que se haya cumplido el primer minuto, cifra que aumentaría a cuatro si le 'regalamos' al cronómetro apenas 15 segundos más.
Bryan Zaragoza (Granada) fue el primero en aprovechar la indolencia defensiva blaugrana en los albores del partido. Sucedió en Los Cármenes en la novena jornada y a los 17 segundos, cuando un error en la salida de balón de Gavi propició un balón al hueco que aprovechó el próximo jugador del Bayern. Samu Omorodion (Alavés) fue el segundo: en la 13ª jornada y en el Camp Nou, esta vez fue Gündogan quien se dejó robar la pelota y propició el contragolpe que derivó en el 0-1. Sucedió el 12 de noviembre, en el ridículo cierre de Champions de los catalanes con la visita al Amberes: esta vez le tocó la pérdida a Oriol Romeu, que dejó la pelota muerta dentro del área para que Vermeeren -apunto de fichar por el Atlético de Madrid- hiciera el 1-0 a los 74 segundos de partido.
Por debajo
De las cuatro veces en las que encajó tan pronto, el Barcelona solo logró voltear el marcador el día del Alavés (y con sufrimiento, gracias a un doblete de Lewandowski). Ante el Granada, que llegó a ponerse con un 2-0, terminó empatando gracias a un tanto postrero de Sergi Roberto en el minuto 85. Frente al Amberes cayó contra todo pronóstico en la sexta jornada, a pesar de que Guiu lograba empatar (2-2) en el minuto 91, la inconsistencia defensiva blaugrana esta vez duró del primer minuto al último: Ilenikhena hizo el tercero en el 92.
Esta 22/23, los rivales del bloque español se han adelantado en 11 de los 29 partidos que han disputado los de Xavi. Lejos de casa se han mostrado especialmente débil en defensa: han encajado gol (13 en total) en ocho de los 10 partidos de Liga (cinco victorias y cinco empates), en los tres partidos de Copa del Rey (siete en total, además de comenzar perdiendo ante Unionistas y Athletic) y en Champions, a pesar de quedar primeros de grupo, recibieron seis y perdieron en casa del Shakhtar y del Amberes. Si Xavi acertó el curso pasado con la maquinaria defensiva, este año se le ha desmoronado estrepitosamente… desde el pitido inicial.