En cualquier reinado que se piense se pueden analizar las luces y las sombras. El universo alfonsí, uno de los más apasionantes para los historiadores, acaba de invitar a Martín Molina, que fue coordinador del VIII Centenario Alfonso X 'El Sabio' celebrado en 2021, a sumirse «en las vacilaciones» de un monarca sobre su sucesión, y pronunciar una conferencia en la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Un análisis de un rey «suficientemente innovador y singular» para detenerse en sus últimos años de reinado oscurecidos por las tensiones con su hijo Sancho y la amenaza de la crisis sucesoria.
Molina devuelvió ayer por la tarde el protagonismo que se merece de nuevo Alfonso X 'El Sabio' en Toledo, ya que el pasado 23 de noviembre se cumplieron 803 años del nacimiento de un monarca alejado del medievalisismo de su época, un rey «gobernante» que superó con creces ese carácter «conquistador» de los reinados en la Edad Media.
«No hay que esperar a un nuevo centenario sobre su nacimiento o su muerte para recordarle con algún acto cultural o literario», explicó Molina, que no se resigna a que Toledo únicamente viva de las mieles de un centenario «exitoso» que trajo numerosas iniciativas en 2021. Molina considera justo que las distintas ciudades alfonsíes, todas ellas impregnadas de la herencia del monarca, rindan tributo a un rey que se convirtió en un gran referente en la Corona de Castilla y más allá.
«Si somos la ciudad de las tres culturas es porque Alfonso X lo permitió», subrayó como un apunte más de un reinado revolucionario y productivo en las letras y las ciencias de un rey de ley.
Martín Molina se imbuyó ayer por la tarde en su última y convulsa etapa con su conferencia 'La maldición de Alfonso X, el rey que no quiso abdicar', un detallado repaso del ponente sobre el conflicto familiar que dominó los últimos años de su reinado por sus enfrentamientos con el infante Don Sancho a raíz de la muerte del primogénito Fernando de la Cerda, el sucesor de la corona por su condición de primogénito.
«Al fallecer Fernando tuvo vacilaciones sobre si nombrar a Sancho como heredero o no», señaló Molina, consciente de que este periodo con más penumbras del rey «ha sido poco estudiado», pero puede arrojar un análisis pormenorizado sobre la costumbre de la Corona de Castilla sobre la sucesión, las leyes y el testamento del rey alfonsí.
Las presiones de la nobleza y el poder que pedía Sancho cada vez con más fuerza, al ser el segundo hijo del monarca, entró en liza con los avances en el ámbito jurídico que marcaron el reinado alfonsí y fueron recogidos por las Siete Partidas, un cuerpo jurídico que intentó lograr la uniformidad jurídica en el derecho de sucesión, y muerto el primogénito la corona pasaba a los hijos del fallecido. Toda una revolución que rompía la costumbre.
En opinión de Molina, que gobernase su hijo Sancho era un acierto, puesto que la propia historia tiene escrito que los monarcas menores de edad, en caso de que hubiese alcanzado el trono el hijo de Fernando de la Cerda, suelen sumir en inestabilidad el reinado.
El futuro de Sancho. El segundo hijo de Alfonso X no estaba dispuesto a perderse ser rey, entabló una guerra contra su padre, y la Corona de Castilla estalló una batalla familiar que no cedió ni en los momentos en los que padre e hijo ejercieron la «cogobernanza».
Sancho, según Martín Molina, recelaba «de las buenas relaciones que quería seguir manteniendo su padre con Francia», dado que el primogénito fallecido estaba casado con Blanca de Francia, hija de Luix IX. Este motivo volvió a dibujarse la posibilidad de que el nieto del monarca heredara el trono, e intentó dejar como figura decorativa a Alfonso, un gesto que acabó desatando una guerra civil.
Molina aportó en su conferencia muchos más aspectos humanos, jurídicos y apuntes históricos de esta última etapa del reinado de Alfonso X que conoce en profundidad. Así los ha trasladado también en la tesis que finalizó el pasado mes de enero. Molina no se desprende del legado alfonsí y está pendiente de publicar con la editorial Dyckinson un libro centrado en su hijo, el rey Sancho IV y parte de esa crisis en la que se sumió Castilla.