J. Guayerbas | TOLEDO
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Julio de 1936. Las paredes, cajoneras y vitrinas del Tesoro de la Catedral y de la Sacristía Mayor del templo primado se quedan vacías. Por orden del presidente del Consejo de Ministros José Giral comienza el embalaje de lienzos, orfebrería y textil rumbo a Madrid. El blog Toledo Olvidado recopila una colección de fotografías históricas en las que aparece una Sacristía solitaria, con el Apostolado del Greco apilado y ‘El Expolio’ desmontado de su retablo, en horizontal y en el suelo.
En la lista de bienes solicitados aparecen hasta 61 objetos. Las cajas con el tesoro viajaron el 4 de septiembre de 1936 a Madrid, depositadas en los sótanos del Banco de España cuya llave estaba en poder del ya presidente Largo Caballero.
En los días sucesivos continuaron los viajes hacia la capital con patrimonio catedralicio. Los cuadros de Goya, Tiziano, Rubens o Caravaggio abandonaban por tiempo indefinido las paredes de la seo metropolitana, mientras que la Custodia de Arfe se desmontaba y guardaba en cajones de madera para emprender el viaje a Madrid.
El arcediano de la Catedral, Rafael Martínez, y el tesorero, Ildefonso Montero, facilitaron el manual secreto que el propio Enrique de Arfe redactó para desmontar la Custodia. Días más tarde serían fusilados mientras continuaba el desmontaje de las 5.600 piezas que forman la gran obra de orfebrería unidas por 12.500 tornillos.
El desmontaje le fue encomendado al maestro de la forja Julio Pascual, que en 1939, al finalizar el conflicto, se encargaría de montar la Custodia de Enrique de Arfe y devolver a los toledanos su obra de arte más preciada. El encargo lo recibió del cardenal Gomá tras localizar en la Catedral los cajones de madera con las piezas de orfebrería labradas por Arfe, es decir, la Custodia jamás salió de Toledo durante la Guerra Civil.
El manto de las 80 mil perlas. En la lista de bienes recogidos por las fuerzas republicanas se hace referencia en varios puntos al manto de la Virgen del Sagrario. La patrona perdió para siempre el conocido como manto de las 80 mil perlas, el más rico de cuantos tuvo y que se asemejaba a los mantos ‘ricos’ que en la actualidad conservan, por ejemplo, representaciones marianas como la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura bajo la jurisdicción eclesiástica de la Archidiócesis de Toledo.
Luis Moreno Nieto llega a afirmar que la joya más valiosa de aquel botín del 36 era, sin duda, este manto, descrito por el canónigo archivero Juan Francisco Rivera Recio como una obra textil formada por cinco piezas -manto, basquiña, mangas y vestido del niño- con amatistas, rubíes, piezas de oro y brillantes engarzados a la tela junto a las perlas.
El manto se abrochaba con un topacio de grandes dimensiones y traslúcido por el que se vislumbraba el escudo del cardenal Cisneros que dos cisnes labrados de perlas sustentaban en sus picos de oro.
La pista del manto desapareció en Méjico. El último testimonio documental del mismo se remonta a 1976, cuando una editorial mejicana publicó el libro ‘El oro del Banco de España y la historia del Vita’ en el que su autor, Amaro del Rosal Díaz, afirmaba que entre el cargamento del Vita que atracó en el puerto de Veracruz en marzo de 1936 se encontraba el famoso manto de la Virgen del Sagrario.