El edificio del ICS es reconocido por la Fundación Docomomo

L.G.Colao /L.T.
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El complejo sanitario, ejemplo de innovación en los años 70, destaca por la gran superficie acristalada y su extensa zona verde. Es el primero en este prestigioso catálogo diseñado por una arquitecta

El edificio del ICS es reconocido por la Fundación Docomomo - Foto: L.T.

El complejo de arquitectura sanitaria que alberga el Instituto de Ciencias de la Salud (ICS) ha sido reconocido por la Fundación Docomomo Ibérico por la calidad de su edificación, sus características singulares y su entorno ajardinado. Así, se ha descubierto una placa que recoge esta valoración en un edificio que pronto cumplirá medio siglo de vida.

La fundación Docomomo Ibérico, que reconoce y protege edificios singulares de arquitectura contemporánea, incluye en su registro  este «interesante» complejo construido en Talavera entre 1968 y 1976 que, además, supone el primero catalogado por Docomomo diseñado por una arquitecta, María Pérez Sheriff, junto a Gerardo Calviño, entre todos los recogidos por la institución.

La inauguración de la placa en el ICS, inicialmente Centro Nacional de Demostración Sanitaria, contó con la presencia de dos directores del centro, Juan Atenza y Juan José Criado, junto al presidente de la demarcación toledana del Colegio Oficial de Arquitectos de CLM, Ángel Sánchez, ya que formó parte de la Semana de la Arquitectura del COACM. Junto a ellos, trabajadores del Instituto y el jardinero, responsable de una de las joyas del complejo, que asistieron orgullosos al reconocimiento a un edificio que, a pesar de sus casi 50 años, se mantiene en «un impecable estado», indicó Sánchez.

El edificio del ICS es reconocido por la Fundación Docomomo El edificio del ICS es reconocido por la Fundación Docomomo - Foto: L.T.Por encima de la fama de sus arquitectos o de un diseño de autor, este centro sanitario destaca por la implicación de sus artífices, dentro de un marco interdisciplinar e internacional, en la renovación y mejora de las cualidades físicas y ambientales de este tipo de infraestructuras puestas al servicio de la sociedad, explica José Antonio Herce, representante del Colegio de Arquitectos en la Fundación.

Los arquitectos elegidos para dar forma al proyecto fueron Gerardo Calviño Martínez y María Pérez Sheriff. El primero era autor del Centro Nacional de Virología de Majadahonda y había trabajado para la DG de Sanidad. María Pérez Sheriff, tras cursar su carrera en Madrid, había ampliado estudios en Estados Unidos y era becaria de Ministerio de Vivienda en materia de urbanismo.

En enero de 1965 aparecieron las primeras noticias sobre la creación de un centro sanitario en Talavera con la participación de expertos de la OMS desplazados a España. El proyecto tuvo amplia repercusión en los medios y en octubre de 1968 se aprobó la versión definitiva, con 130 camas y 78 millones de pesetas de presupuesto. Las obras se adjudicaron en agosto de 1970 pero no se iniciaron hasta enero del año siguiente en un proceso no exento de dificultades que concluyó en junio de 1976, con la inauguración oficial del Centro Nacional de Demostración Sanitaria por el ministro Manuel Fraga.

 

Más luz y zonas verdes. El edificio de la avenida de Madrid, ampliamente reconocido entre los talaveranos, está compuesto por un conjunto de pabellones con distribución escalonada y terrazas visitables, gran superficie acristalada que ofrece una luz extra al interior y una amplia zona verde, explica Herce.

Entre las características diferenciadores del proyecto, se encuentran la creación de puestos de enfermería de mucho mayor tamaño a los diseñados por los servicios técnicos de la Seguridad Social; salas de estar para pacientes por primera vez en España; amplios pasillos para facilitar la circulación de camas o la incorporación de amplias terrazas corridas vinculadas a las habitaciones, que pese a la oposición inicial, han demostrado un notable ahorro energético para el centro, a lo largo de décadas de funcionamiento, y que fueron especialmente útiles durante la pandemia del Covid.

El diseño arquitectónico «está enfocado a propiciar una imagen más aligerada y amable que infundiese la sensación de bienestar», y la utilización de tres patios interiores para la iluminación de las zonas de consultas y numerosos lucernarios para la iluminación natural de quirófanos y paritorios. También destaca la construcción de galerías registrables para la distribución de los diferentes servicios y suministros que se han convertido en tónica general en diseños posteriores.

El entorno ajardinado, esencial en el conjunto del recinto, es utilizado para diversos cometidos por la gerencia del centro, de tal modo que los 13,350 m2 del conjunto edificado se enclavan en una generosa parcela de 26.753m2 con aparcamientos integrados entre las zonas arboladas y ajardinadas que fue diseñado con un animalario para trabajos de investigación que, finalmente, no se construyó, aunque el centro contó en sus inicios con un establo para la obtención de sueros.

El proyecto resume así un aprendizaje recopilado por sus arquitectos, a través de sus contactos con el resto de Europa y que llevaron a cabo una arquitectura hospitalaria avanzada y amable que desterraba el recelo que entre muchos sectores generaban los antiguos hospitales y centros de beneficencia, conformando un entorno cuya imagen generase una atmósfera saludable en sí misma. A punto de cumplir 50 años, mantiene sus valores después de que en 1986 se produjese la transferencia del Centro a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, recibiendo el nombre de Centro Regional de Salud Pública y manteniendo funciones similares a las descritas anteriormente.