El alcalde de Toledo, Carlos Velázquez, ha firmado con Jesús Carrobles la renovación del convenio entre el Ayuntamiento de Toledo y la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo para sostener los gastos corrientes de la entidad que tiene, entre otras funciones, la de asesorar a la institución municipal el asuntos de todo índole, entre ellos, explicaban, por ejemplo, la eliminación del bolseo para reecoger la basura o los asuntos relacionados con el urbanismo, en especial con el Casco Histórico.
Carrobles recuerda que la Real Academia tiene 108 años de vida y considera que esta longevidad se debe a que ha sido útil a la sociedad desde sus comienzos. Indica que por ejemplo en 1916 la tendencia en muchas ciudades era eliminar murallas por motivos de higiene, se decía, sin embargo en Toledo por intervención de la institución se mantuvieron todos los elementos patrimoniales que es una decisión que a la larga se ha visto correcta y positiva por respeto a la historia.
Destaca también la colaboración entre instituciones y subraya que en sus deliberaciones actúan los 25 miembros numerarios y cuando el presidente habla lo hace en nombre de la decisión conjunta que califica de desinteresada e independiente.
Velázquez asegura que la renovación del convenio es importante e incide en el hecho de que sea útil esta colaboración. Recalca que los integrantes de la Real Academia han demostrado su compromiso con la ciudad y colaboran con el Ayuntamiento en multitud de asuntos, por ejemplo en el urbanismo (sobre el que dice que en mayo espera que esté adjudicada la redacción del plan de ordenación municipal nuevo) también la actualización del plan especial del Casco Histórico, la candidatura a la Capitalidad Cultural, o el uso de grandes espacios que pertenecen a la Diputación.
Se preguntaba Carrobles también su parecer sobre los azudes del Tajo y dice que en otros lugares puede ser positivo demolerlos pero que en Toledo están ligados a una industria de principio del siglo XX floreciente junto con los molinos y para energía eléctrica, por lo tanto también se pueden considerar patrimonio y deberían conservarse.